De que Bernardo Arévalo gana la elección presidencial del 20 de agosto en Guatemala, “sin duda lo hace, porque la gente en mi país de verdad, de verdad, está muy cansada y quiere un cambio”, afirma en entrevista Helen Mack Chang, defensora de derechos humanos. Agrega: “lo que no sé es cómo Bernardo va a poder gobernar si tiene a todas las fuerzas de la derecha corrupta aliadas en su contra”.
La primera convicción la avalan las encuestas recientes que dan a Arévalo cerca de 60 por ciento de las preferencias frente al 30 por ciento de su oponente, Sandra Torres, del partido Unidad de la Esperanza (UNE), ganadora en la primera vuelta. También se refleja en el clima electoral que reportan los medios.
Mientras el abanderado de Movimiento Semilla despertó un inusitado entusiasmo que llena plazas (cuando en la primera vuelta las encuestas no le daban ni 3 por ciento), a la ex esposa de otro presidente, Álvaro Colom, le está costando reu-nir multitudes en sus mítines.
Pero el temor que expresa Helen Mack sobre el escenario casi ingobernable que podría enfrentar Arévalo también se refleja en las noticias. Apenas este domingo –según un video que circula viralmente– una abogada de la UNE transmitió una orden durante una sesión de capacitaciones de observadores del partido en las mesas electorales. “Es una directriz sí o sí: se van a impugnar todas las mesas electorales”.
Helen, presidenta de la Fundación Myrna Mack, es una de las precursoras de la lucha por la justicia y los derechos humanos de su país. Como decenas de guatemaltecos del sector judicial y las organizaciones sociales, por amenazas recibidas está en el exilio.
En la larga batalla por el esclarecimiento y la justicia por el asesinato de su hermana, la reconocida antropóloga Myrna Mack, hace 43 años, Helen logró abrir una brecha impensable en un país donde el conflicto armado había dejado centenares de miles de víctimas, un genocidio que había quedado impune.
A partir del “caso Mack”, Helen se puso al frente de una reforma a fondo del sistema penal: se legisló por hacer valer la figura de “autor intelectual” en los crímenes de lesa humanidad, se instauró la figura de la coadyuvancia, lo que permitió a comunidades indefensas contar con abogados.
Se eliminó el Estado Mayor Presidencial que manejaba todo el sistema de inteligencia que mantenía bajo candado todos los expedientes de los crímenes de guerra del Estado durante el conflicto armado, entre otros las operaciones de los escuadrones de la muerte; se eliminaron los tribunales militares que daban trato privilegiado a los miembros de la institución castrense hasta en casos del fuero común.
Y, sobre todo, se abrió paso a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de la ONU, que funcionó de 2006 a 2019. “Y por todos los casos contra la corrupción que llevaron a la cárcel a tantos empresarios, militares y políticos, esa todavía me la están cobrando”, dice.
Hija de una familia de migrantes chinos, Helen Mack fue empresaria hasta que el asesinato de su hermana Myrna le cambió la vida. Myrna documentaba el desplazamiento forzado de campesinos por las políticas de tierra arrasada del ejército, particularmente en el llamado Triangulo Ixil. La hija de Myrna, Lucrecia Hernández Mack, médica por la UNAM, es dirigente de Movimiento Semilla y fue la primera ministra de salud de su país.
Helen Mack reconoce que en Guatemala se ha creado un momento histórico único con el vuelco que dio el escenario electoral en la primera vuelta.
Y señala que los mismos que actualmente ven en Arévalo “al mismísimo demonio”, son los herederos, en fortunas y en ideas, que se beneficiaron del golpe de Estado que se dio en 1954, con el activo respaldo de los marines, la CIA y la fuerza aérea de Estados Unidos, lo que puso fin a lo que se llamó “la primavera democrática”, un movimiento reformador que inició en 1944 Juan José Arévalo, padre del actual candidato, y Jacobo Arbenz.
A partir de ahí se desencadenaron una serie de golpes de Estado y dictaduras militares que terminaron hasta la firma de los acuerdos de paz en 1994.
“No midieron el hartazgo de la gente”
“Nunca se imaginaron que la gente iba a votar por un socialdemócrata, con un partido que es principalmente un movimiento de académicos y profesionistas. No midieron el hartazgo de la gente.”
–¿Cómo interpretas que las encuestas para la primera vuelta no hubieran previsto este resultado?
–Creo que la gente logró engañar a las encuestas porque está acostumbrada al silencio que se les impuso a lo largo de toda la historia de opresión. Los fantasmas de tiempos de la guerra reviven en la mente de la gente. Los que parecían los favoritos se fueron hasta el cuarto, quinto lugar. La señal es clara: este pueblo ya no quiere a los mismos de siempre.
Aunque caracteriza al Movimiento Semilla como una agrupación de profesionistas y académicos liberales, reconoce que a partir de 2015 “agarró fuerza y forma” y durante las protestas masivas de 2015 (para exigir juicio al ex presidente Otto Pérez Molina) y 2017 (de protesta en contra de la expulsión de la Cicig) “se convierte en un movimiento que cataliza todo ese descontento”.
En las elecciones de 2018 Semilla intentó llevar de candidata a la presidencia a Thelma Aldana (ex presidenta del organismo Judicial y de la Suprema Corte de Justicia), pero su candidatura no fue aceptada y por el contrario se dictó una orden de aprehensión por razones “reservadas”. Como fiscal general, junto con la Cicig, esta abogada abrió investigaciones de graves casos de corrupción que a la fecha tienen en prisión a Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti. También inició un proceso para retirar el fuero al expresidente Jimmy Morales, que no prosperó. Ella también está exiliada en Washington.
“Así que en el origen del Movimiento Semilla sí está de manera muy central la lucha contra el sistema corrupto. Como en muchos de nuestros países, la corrupción es un problema estructural de toda la vida.”
Describe cómo “los sectores oligárquicos que siempre detentaron el poder no sólo se enriquecieron con las políticas contrainsurgentes durante la guerra sino que sus redes de corrupción se fueron extendiendo y complejizando, se involucraron con el crimen organizado y ahora además tienen control sobre el sistema de justicia”.
Con un dato dibuja de una pincelada esta situación: “Guatemala es uno de los países que recibe más cooperación internacional para combatir el hambre en América Latina. Y año tras año la desnutrición aumenta en lugar de disminuir. Y es porque todo se lo roban”. Según datos de Unicef, 48 por ciento de los niños guatemaltecos sufre desnutrición crónica.
“A quienes me preguntaban aquí en Estados Unidos por el panorama electoral, les digo que para mi gusto entre los 29 candidatos el idóneo es Bernardo, el más preparado. No le obstaculizaron la candidatura por eso mismo. Pensaban: ‘es un académico que ni conecta con la gente’.
“Yo lo traté en el contexto de la negociación de los acuerdos de paz en los 90. Estuvo un tiempo en Ginebra, en Interpeace, y su especialidad era la justicia transicional y un ejército para tiempos de paz.
“Incluso desarrolló ideas para acercar al ejército con la sociedad civil en un modelo de transición para después del conflicto armado que, por supuesto, nunca se aceptó. Los militares sólo querían hablar de modernización del ejército, nunca de reformar la doctrina militar.”