El 26 aniversario luctuoso de Conlon Nancarrow (1912-1997), cumplido el pasado 10 de agosto, puso al descubierto el “grave peligro” que se cierne sobre la casa-estudio que ese compositor, uno de los más grandes músicos del siglo XX, quien habitó en México durante casi medio siglo, hasta el momento de su muerte.
A la fecha no sólo es incierto el destino del inmueble, sino que existe el riesgo de que sea alterado o incluso destruido, como ocurrió a finales de la década de 1960 con su construcción hermana, la casa-cueva de Juan O’Gorman, ambas diseñadas por ese reconocido pintor y arquitecto mexicano (1905-1982).
La alerta fue dada por la historiadora del arte Adriana Sandoval, directora de la Fundación Espacio Nancarrow-O’Gorman, toda vez que esa asociación civil no ha recabado los recursos monetarios para adquirirla, y el plazo de promesa de compra vence a finales de este 2023.
La también gestora cultural aprovechó el aniversario luctuoso de Nancarrow para lanzar una carta abierta a la sociedad mexicana en la que informó que, tras dos años y medio de búsqueda de medios económicos, la meta para preservar el inmueble “no sólo no ha sido alcanzada, sino que se encuentra en un momento delicado que nos impide asegurar su permanencia”.
Hizo hincapié en “la urgencia de sumar fuerzas institucionales y ciudadanas dirigidas a evitar que se pierda un espacio tan relevante para la composición musical; con el fin de resarcir, de alguna manera, el daño causado al patrimonio arquitectónico derivado de la destrucción de la casa-cueva de Juan O’Gorman, de la cual casa-estudio Nancarrow es hermana conceptual, así como asegurar una obra en la cual O’Gorman experimentó con la técnica de los petromurales, que dieron voz y belleza a los muros exteriores de la Biblioteca Central, patrimonio de la humanidad desde 2015”.
El citado inmueble –ubicado en avenida Las Águilas número 46, en el surponiente de la Ciudad de México– es propiedad de la viuda del compositor de origen estadunidense naturalizado mexicano, la arqueóloga y antropóloga Yoko Sugiura, quien a lo largo de casi tres décadas lo ha mantenido y conservado en su estado original, consciente de su valor histórico y artístico.
“He hecho todo lo posible por conservar la única casa de Juan (O’Gorman) que tiene murales, y por el cariño y admiración inmensos a Conlon. Pero ya tengo 81 años y debo dejar claro el destino de la casa y la biblioteca. Gran parte del acervo de la biblioteca de mi esposo ya lo doné a diferentes instituciones, pero aún quedan muchos libros valiosos”, indicó la docente, quien admitió en entrevista con La Jornada que la operación de compraventa con la citada fundación está por caerse y ella se encuentra dispuesta a escuchar otras ofertas.
“No ha avanzado nada y ha habido casi nulo interés por adquirir la casa”, agregó.
“He hecho enormes esfuerzos para conservarla, pero ya me siento rendida y muy decepcionada por no encontrar una respuesta positiva (…) Si alguien ofrece comprar y conservar el inmueble, me siento obligada a venderlo. No veo otra alternativa en un futuro cercano.”
También en entrevista con este diario, Adriana Sandoval lamentó la falta de interés de las autoridades culturales mexicana hacia esa propiedad, no obstante su valía en términos arquitectónicos, culturales y artísticos.
Testigo de una amistad
Esa casa es resultado y testigo de la amistad que unió al pintor y arquitecto con el compositor. Fue construida entre 1948 y 1950 y, a decir de la especialista, es “una pieza invaluable” por ser antecedente de la Biblioteca Central y por tratarse de la construcción hermana de la destruida casa-cueva de O’Gorman, ubicada en avenida San Jerónimo.
Destacó que uno de los fines principales de la fundación que dirige –constituida legalmente desde 2020, si bien opera desde 2018– ha sido la adquisición de la casa-estudio Nancarrow, para garantizar su preservación y cuidado, al tiempo de convertirla en un espacio activo de cultura y arte.
“Si la casa está bajo la supervisión de la Fundación Espacio Nancarrow-O’Gorman, si logramos pagarla, estamos obligados a preservarla. Ése no va a ser el mismo caso si un particular la adquiere y la modifica, o incluso la destruye, como la casa-cueva O’Gorman”, sostuvo.
“Es decir, lo que tiene la fundación sobre la mesa en el horizonte de nuestro país es la certeza de que la casa se va a preservar y se abrirá al público. Fuera de la fundación, no puedo suponer qué pasará.”
La historiadora del arte y curadora prefirió reservarse la información sobre cuánto se ha recabado a la fecha. Precisó que el monto proviene de capital privado y que gracias a él la fundación ha podido también efectuar visitas guiadas y actividades en el citado inmueble, con las que se ha beneficiado a 47 mil personas, de 2021 a la fecha.
Al considerar que la sociedad mexicana está a tiempo de evitar y lamentar la afectación o la pérdida de ese patrimonio cultural y arquitectónico, Adriana Sandoval señaló que buscará negociar una extensión de la promesa de compra con la señora Yoko Sugiura, y que la fundación emprenderá una campaña de recaudación masiva entre pequeños donadores de México y el extranjero. Más información en el sitio www.fundacioneno.com.mx y por medio del correo electrónico enofundacion@gmail.com.