Después de la extinción del agua en el planeta, la humanidad descubre que es capaz de sobrevivir, aunque precariamente, con las gotas de su cuerpo, como el sudor y las lágrimas. En esas condiciones emprende una especie de “bio-cruzada”, viaje interestelar a otro planeta con el agua, a más de 100 años luz.
Durante ese viaje y con el propósito de evitar claudicar a mitad del espacio, se hace necesario reforzar el ánimo y la esperanza con un ritual, en el que se hace un singular sacrificio.
Ese ritual es el que se representa en la puesta en escena de danza-teatro Réquiem por una gota o la cruzada de las sedientas, que se escenifica en breve temporada en el teatro La Capilla.
Con dramaturgia de la bailarina, coreógrafa y pianista Andalucía López Cadena y la también creadora escénica Reinalda Islas, Réquiem por una gota o la cruzada de las sedientas conjunta disciplinas como danza contemporánea, teatro, ambientación sonora, iluminación y multimedia para reflexionar sobre la actual crisis climática y la extinción del agua.
En escena, “una singular especie de humanos emprende la biocruzada. Son seres que no conocieron la Tierra, ni el agua; son seres perpetuamente sedientos, que sobreviven con lo que secreta su cuerpo, y que tampoco conocen el planeta al que se dirigen, por lo que el relato es existencial y filosófico”, explicó López Cadena a La Jornada.
“Hoy día los discursos sobre el agua son la mayoría muy antropocéntricos, los ligan sólo a las necesidades del ser humano, cuando la importancia del vital líquido va mucho más allá”, apunta.
Perspectiva estética y discursiva
La representación del singular ritual, con el que los personajes renuevan sus esperanzas, hace referencia a ritos de otras culturas, como la vikinga, la mexica y la cristiana.
En la ceremonia “se evoca el sonido, la textura e imagen del agua; la desarrolla un grupo de personas que nunca la conocieron. Nos interesó trabajar desde una perspectiva estética, discursiva, creativa y con un posicionamiento político”, destacó Andalucía López.
Junto con Reinalda Islas, la dramaturgia corre por dos líneas de ficción que se entretejen, agregó. “Por una parte, el ritual, sustentado no en la biogénesis, que nos dice que la vida se generó a partir del agua, sino una especie de antibiogénesis, pues hablamos de una vida que surgió de la mítica extinción del agua. Además del singular sacrificio que permite que sobrevivan durante su travesía”.
Otra línea narrativa es cuando ese sagrado y solemne ritual se rompe, e irrumpe lo carnal, el deseo, la atracción y la seducción entre dos mujeres.
La estética de la atmósfera escénica no es la de reproducir una nave espacial, sino evocar “un oasis de luz, en medio del negro espacio”.
Con un elenco integrado por Alonza Corona, Shakti González, Irma Sánchez, Amaury Sérbulo y Andalucía López, del colectivo Fauna Descalza, Réquiem por una gota o la cruzada de las sedientas “apuesta más por una apreciación más sensorial y emocional”, concluyó la creadora escénica.
La obra tendrá tres últimas funciones hoy, el 20 y 27 de agosto a las 18 horas, en el teatro La Capilla (Madrid 13, esquina Centenario, Coyoacán).