Habitantes del pueblo originario de San Pedro Cuajimalpa exigen al alcalde Adrián Rubalcava que detenga las construcciones que realizan las inmobiliarias con edificios de departamentos a fin de no perder la identidad: “no queremos que nos pase lo mismo que en Xoco, con Mítikah, porque de poquito en poquito nos están encerrando”.
En un recorrido con algunos pobladores que conforman el Consejo del Pueblo Originario e Indígena de San Pedro Cuajimalpa fue posible contar los dedos de las manos las casas que conservan sus techos de teja y paredes de adobe, las tienditas y comercios de los originarios, que ya son rodeadas por edificios de tres pisos cuando el límite permitido, según los habitantes, es de dos.
Sin embargo, las inmobiliarias recurren a las figuras legales de la redensificación y polígonos de actuación al unir predios y tener permisos de construcción con niveles de más, sin consultar al pueblo.
Jacqueline Martínez, integrante del consejo, alertó que la inmobiliaria que promueve el complejo de departamentos conocido como Durango 12, decidió promoverse por Internet nombrando así a la calle, aunque la señala como “antes Juárez y Zarco”.
Además “se comieron la banqueta”, porque los vehículos que se estacionan no permiten el libre paso de los habitantes, que forzosamente caminan por la calle empinada.
Relató que los nuevos vecinos se molestan con los usos y costumbres locales, en particular las festividades de Semana Santa por el cierre de calles, y se quejan por el ruido y la quema de la pirotecnia.
“Queremos entenderlos, porque no son de aquí, llegaron por la cercanía con sus trabajos en Santa Fe. Les damos la bienvenida, pero que sepan que no vamos a dejar nuestros usos y costumbres”, dijo, al lamentar que los pobladores más ancianos fallecieron o vendieron sus propiedades, lo que ha permitido el crecimiento de edificios y con ello “la gentrificación”.
“Los corporativos hacen que la gente venga a buscar espacios para vivir, para rentar, pero al mismo tiempo nos están absorbiendo. Cuajimalpa debe conocerse por sus pueblos originarios, no por ese tipo de consorcios y edificios; exigimos que se respete nuestra autonomía y el derecho a ser consultados”.
Advirtió: “si permitimos que crezcan estos desarrollos inmobiliarios, poco a poco nuestro pueblo quedará sepultado entre todos estos edificios”, en la carretera México-Toluca hay varias construcciones sin que el pueblo haya sido enterado.
Por su parte, Víctor Ruiz Rocha, residente del pueblo, recordó que hace décadas “eran terrenos para siembra de milpa”, que ahora fueron sustituidos por casas y departamentos, pero también tiendas de autoservicio y de conveniencia, lo que afecta el manto freático, la distribución del agua y la movilidad.
“Ya nos quitaron milpas, ahora son edificios, pero todavía hay muchos pobladores intentando rescatar esta identidad, muchos se dedican todavía a la siembra.”