El ensamble de jazz Desafío Sonoro, encabezado por el percusionista y pianista Adrián Oropeza, celebra 15 años de trayectoria con un único concierto que ofrecerá hoy en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
Paco Herrejón en la guitarra, Daniel Vadillo en el piano, Miguel Chuck Rodríguez en el bajo eléctrico y Oropeza en la batería, interpretarán piezas de los discos Texturas, Mezcal, Amaneceres y Desafío.
Se trata de un recorrido que permitirá apreciar la trayectoria musical de Adrián Oropeza en la escena del jazz mexicano desde su primer disco, Texturas, editado en 2008, que marcó su primera experiencia como líder de dicha agrupación, cuando se rodeó de leyendas del jazz nacional como el maestro Enrique Neri en el piano y Agustín Bernal en el contrabajo, hasta su producción más reciente, Desafío, de 2021, proyecto que inició un par de meses antes de la pandemia y que concluyó en medio de la emergencia sanitaria. Se trata de un álbum con una propuesta sonora que incorpora por primera vez el bajo eléctrico, el piano, la batería y la percusión electrónica.
El también compositor lleva más de 30 años en la escena jazzística y 15 como líder de dicho ensamble. Se ha presentado en Indonesia, Singapur, Filipinas, Francia, Holanda, Portugal y América Latina.
Esa trayectoria, que implicó tocar en una banda de rock, hueseando, con cantantes famosos y con grupos que fusionaban el folclor y el jazz, ha sido para Oropeza “una carrera de mucho aprendizaje, que me ha dado la oportunidad de tocar y aprender de destacados e increíbles músicos, comenzando con mi maestro Enrique Neri”.
Desde hace años, comenta, “muchos bateristas son líderes de sus agrupaciones, pues la batería a tomado un papel protagónico como un instrumento que también genera melodías y un discurso musical original. La batería se ha vuelto no sólo un instrumento de apoyo, sino solista”.
En sus primeros discos, Oropeza desarrolló arreglos que fusionaban “un sonido y un concepto de mexicanidad con el jazz”, pues desde niño, dice, “escuchaba son jarocho y piezas como El caminante del Mayab, Peregrina, El pastor y La saguinita, para después alejarme de ese formato e integrar un sonido más electrónico, como en el disco Desafío, que refleja más mi estilo de compositor”.
Para Oropeza, antes de la pandemia la escena del jazz era muy productiva; con la crisis sanitaria las cosas se complicaron, todos los conciertos fueron prácticamente cancelados. “El retorno ha sido lento y muy difícil, como nunca, pues han desaparecido encuentros y festivales de jazz, y los presupuestos gubernamentales se han reducido muchísimo. Los clubes de jazz se han convertido en una opción, pero también en éstos algunos programadores se han vuelto más protagonistas que los músicos, lo que crea una escena elitista”.
Como músico independiente, sin una disquera que auspicie, “tenemos que buscar otros caminos”, expresa Oropeza. Por ejemplo, como una forma alternativa y contemporánea de difundir la música, la última producción ya no se maquiló como disco compacto. “Lanzamos la iniciativa Sembrando Jazz, que consiste en una pequeña tarjeta ecológica a la que se le incrusta la semilla de alguna planta y tiene un código para que el usuario descargue la música, así como fotografías y un librito con la historia del álbum. No nos queda más que adaptarnos a los nuevos formatos”.
Las otras dos producciones, de las cuatro que hasta el momento lleva grabadas el ensamble Desafío Sonoro, son Mezcal, su segundo disco, lanzado en 2011, con el que Oropeza dio continuidad al “concepto de mexicanidad”, y Amaneceres, de 2015, propuesta musical totalmente original, que buscó reflejar el espíritu creativo y la personalidad musical del compositor.
Desafío Sonoro, encabezado por Adrián Oropeza, celebra 15 años de trayectoria con un único concierto hoy a las 19 horas en el auditorio Blas Galindo del Cenart (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, colonia Country Club).