Buenos Aires., Un muerto, varios heridos y seis detenidos fue el resultado de un inusitado ataque de la policía de la ciudad de Buenos Aires ayer contra un grupo de unos 30 militantes de dos organizaciones sociales, Rebelión Popular y Votamos Luchar, mientras realizaban una asamblea en una plazoleta frente al Obelisco, sin bloquear calles, con llamados a votar en blanco en las elecciones primarias, conocidas como PASO, de este domingo.
Cuando terminaron su reunión y comenzaron a retirarse, llegó a ese punto un comando de policías golpeando sin causa alguna a dos mujeres, y ante el intento de los activistas de defenderlas, los uniformados aumentaron la violencia y formaron un círculo “encapsulando” a los civiles, a quienes arrojaron al piso bocabajo, los ataron las manos por la espalda y procedieron a maltratarlos.
El reportero gráfico y activista Facundo Molares Schoenfeld, de 48 años, fue golpeado hasta caer inconsciente, por lo que se solicitó a los policías llamar a una ambulancia, la cual demoró 40 minutos, y falleció.
El director de Atención Médica de Emergencias de Buenos Aires, Alberto Crescenti, señaló que la “descompensación” que sufrió Morales pudo ser por un infarto masivo y que su equipo no detectó golpes “bajo ningún punto de vista”.
Los sucesos del Obelisco fueron repudiados por organismos de derechos humanos, políticos, organizaciones sociales, y anoche hubo vigilia en protesta por la muerte de Molares, los heridos y detenidos y en rechazo a la actuación de los elementos de la seguridad pública de la ciudad de Buenos Aires, cuyo jefe de gobierno es el derechista Horacio Rodríguez Larreta.
“Molares murió a consecuencia de la represión de la policía de la ciudad contra una manifestación en el Obelisco”, escribió el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en la red social X (antes Twitter).
Repudio de las ONG
Abuelas de Plaza de Mayo se sumó con un mensaje de “repudio a la brutal represión de la policía de la ciudad que causó la muerte de Facundo Molares”.
La historia del fotógrafo es muy especial porque viajó a Bolivia en 2019 para cubrir el golpe Estado contra el presidente Evo Morales y recibió tres balazos mientras fotografiaba a las fuerzas que reprimían a la población.
Herido, fue llevado a una clínica donde fue mantenido 23 días en coma inducido. Su padre comenzó una fuerte lucha para traerlo a Argentina, en la que participaron medios y periodistas locales, debido a la gravedad de las secuelas, con problemas renales serios además de perder casi en su totalidad la visión del ojo derecho.
Simultáneamente, hubo otro acto de represión de la policía porteña, que usó gases y disparó balas de goma en Constitución para disipar una protesta de trabajadores en la terminal de trenes que van hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, y contra los pasajeros furiosos que no podían abordar el transporte para regresar a sus casas.
En tanto, continúan atados a las rejas que rodean el Palacio de Tribunales los dirigentes de Tercer Malón de la Paz, quienes intentan que la Corte Suprema resuelva sobre la presunta inconstitucionalidad de la reforma de la Constitución de Jujuy, impuesta por el gobernador y candidato a presidente Gerardo Morales.
Además, una periodista y fotógrafa fue multada antier por cubrir la represión policial en la localidad jujeña de Purmamarca el 17 de junio, y hay otras amenazas pendientes sobre manifestantes. Este cúmulo de actos violentos provocados por fuerzas del orden se da a escasos tres días de las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que se definen quiénes serán los candidatos a la presidencia de cada uno de los partidos que participarán en las elecciones del 23 de octubre próximo.