Trece años después de que a la vista de todos, con la venia del gobierno calderonista, la canibalización y quiebra inducida de la empresa reprivatizada a precio de regalo por Vicente Fox, la impunidad garantizada al empresario Gastón Azcárraga y la inmunda cancelación de miles de empleos, Mexicana de Aviación retoma sus actividades, pero ahora como aerolínea del Estado. ¡A volar!
La tétrica historia del “rescate”, reprivatización (Fox), canibalización y quiebra (Calderón) de la aerolínea insignia es una muestra puntual de cómo se hacían los negocios privados en el régimen neoliberal: un cochinero siempre pagado por el erario, con impunidad garantizada para los atracadores de cuello blanco, caso concreto de Gastón Azcárraga (cuya familia ya había quebrado a la aerolínea que “salvó” Zedillo) y su pandilla (integrada, entre otros, por Ángel Lozada Moreno, Juan Gallardo Thurlow –representante empresarial en la negociación del TLC en el gobierno de Salinas e integrante del consejo de administración de Grupo México, del tóxico Germán Larrea–, Ixe Banco, en ese entonces presidido por Enrique Castillo Sánchez Mejorada).
En diciembre de 2005, Vicente Fox reprivatizó Mexicana de Aviación a favor de la familia Azcárraga, con Gastón (a la sazón, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, la mafia de mafias) y su Grupo Posadas a la cabeza, es decir, la misma que en 1994 la quebró. El esperpéntico ex inquilino de Los Pinos prácticamente se la regaló: 165.5 millones de dólares –que el empresario nunca terminó de pagar– cuando el avalúo establecía un precio no menor a 800 millones, amén de que el gobierno asumió los pasivos de la aerolínea.
En los cinco años que Mexicana de Aviación estuvo bajo su control, Gastón Azcárraga y su pandilla se dedicaron a cercenar los contratos colectivos, reducir drásticamente los salarios de los trabajadores, canibalizar la aerolínea y endeudarse a más no poder. Cuando se oficializa la quiebra, el Nuevo Grupo Aeroportuario (denominación con la que operó tras la reprivatización), la deuda superaba 160 millones de dólares (como parte de ella, un crédito del Bancomext por mil millones de pesos) y sin más dejó en la calle a más de 8 mil trabajadores (sin liquidación, desde luego). Para todo esto, contó con la complicidad de Felipe Calderón y de sus secretarios de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, y del Trabajo, el impresentable Javier Lozano.
Como cápsula de memoria, en 2006 el entonces candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, dejó en claro el porqué del enjuague gubernamental a favor de Gastón Azcárraga: Fox le entregó Mexicana de Aviación a precio de remate gracias al generoso apoyo financiero que el empresario dio a la campaña de Felipe Calderón y al Partido Acción Nacional, sin olvidar sus “contribuciones” al propio Vicente. Fue un obsequio, o si se prefiere, pago por los favores recibidos, pues las acciones de la aerolínea valían 95 por ciento más de lo que supuestamente pagó el empresario.
Pues bien, a 13 años de distancia, “el gobierno federal anunció que concretó ayer la compra de las marcas y bienes de Mexicana de Aviación, con lo que la aerolínea retomará próximamente el vuelo. La venta de boletos para 20 destinos nacionales se iniciará en septiembre y su precio será hasta 20 por ciento menor que el del mercado” ( La Jornada, Arturo Sánchez Jiménez y Alonso Urrutia).
El Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales realizó un avalúo de los bienes de la empresa y estimó un monto de 815 millones de pesos, cantidad que será repartida entre 7 mil 407 empleados, que empezarán a recibir los pagos el 15 de agosto. Queda por concluir la compraventa de tres inmuebles y un simulador de vuelo. La aerolínea será operada por la Secretaría de la Defensa como empresa estatal y tendrá sus oficinas centrales en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. La inversión inicial es de 4 mil millones de pesos (incluye renta de aeronaves, combustible, renta de inmuebles de destino, el equipo de tierra, entre otros insumos y servicios (ídem).
Entonces, bienvenida. ¡A volar!
Las rebanadas del pastel
El Frente Amplio por México presentó a su póker de ashes, es decir, sus cuatro cartas políticas quemadas (pura ceniza): Lord Casinos, Santiago Creel; Lady Gelatinas, Xóchitl Gálvez; El Principito, Enrique de la Madrid, y Lady Chambitas, Beatriz Paredes. Entonces, si esa es su “mejor” oferta política para los mexicanos, pues qué jodido está.
Twitter: @cafevega