La coreografía Las buenas maneras, de Miguel Mancillas, director de la compañía sonorense Antares Danza Contemporánea, es una reflexión sobre el cuerpo desde el cuerpo, que cuestiona la violencia hacia las disidencias corporales. Se presenta mañana en el Palacio de Bellas Artes.
“El título tiene que ver con lo correcto y lo incorrecto de la sociedad. Podríamos pensar que sólo se trata de la visión conservadora, pero en realidad no importa dónde te acomodes, ya que siempre hay manuales de comportamiento”, explica en entrevista el creador de la obra.
Las buenas maneras plantea preguntas sobre la diversidad sexo-genérica y la noción de binarismo, el ejercicio de la libertad sobre el propio cuerpo y la vulnerabilidad humana, así como las contradicciones que surgen de los rigores impuestos o autoimpuestos por ideales aprendidos.
Para el coreógrafo, “en el arte hay diversidad de apreciación, porque cada cuerpo lee a partir de sus historias personales. El cuerpo es el punto de partida, pero también está en constante transformación”.
Considera que a las personas les cuesta trabajo entender los cambios; aquí es cuando el arte adquiere voz y fuerza. “Una obra de danza tiene impacto sobre lo que se aprecia y se observa, eso nos permite encontrar indicadores que no habíamos visto o que emocionalmente no estábamos preparados para observar.”
Sobre la idea de cómo se replantea el cuerpo, Mancillas compara la danza con la vida, al considerar que está en constante cambio. “En un libro puedes detener la lectura cuando pasa algo o quieres releer, pero la danza es como la vida: no puedes detenerla y tienes que quedarte con la impresión de aquello que viste, después se procesa y se hacen conexiones con referencias”.
El creador de la obra que se estrenó en 2019 observa que vivimos una época de retos para entender la complejidad de los cuerpos que habitamos. Advierte que incluso en los espacios de la sociedad donde se lucha por las libertades de los individuos, contradictoriamente, surgen nuevas condicionantes y reglas de comportamiento que condicionan la libertad y juegan en contra.
En Las buenas maneras, el coreógrafo lleva al límite a 15 bailarines. “El cuerpo entra en riesgo y uno se involucra al ver el conflicto, y desea resolver algo, no sólo físico, sino emocionalmente. El arte tiene gran poder en la estructura social, por eso me parece importante”.
El director de Antares, agrupación fundada en Hermosillo en 1987, sostiene que en la sociedad la gente siempre crea etiquetas y le gusta definir para dividir, no para generar igualdad, y con eso se pierde libertad. Repara en que las normas que se asumen con naturalidad son en realidad construcciones sociales, artificialidad que aplica a las corporalidades y genera conflictos entre dos polos.
Según Mancillas, Las buenas maneras “es una forma de hacer presentes todos esos cuerpos que han sido violentados; es importante seguir con esta reflexión del cuerpo, porque más allá de la libertad siguen ocurriendo situaciones terribles y el arte es un acto político”.
Con música de Franz Liszt, la puesta pone en tela de juicio la forma en que las buenas maneras juegan un doble papel en un tiempo en el que, bajo la bandera de la corrección política, las posturas sociales se enmascaran y radicalizan, agudizando violencias.
Las buenas maneras se presenta este 12 de agosto a las 19 horas en el Palacio de Bellas Artes (avenida Hidalgo 1, colonia Centro), y del 18 al 20 de agosto en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU), en Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria.
El ciclo de presentaciones de esta obra, que comenzó el pasado 28 de julio en el Festival Internacional de Lila López en San Luis Potosí, concluirá el 24 de octubre en el teatro Juárez, de Guanajuato, como parte del 51 Festival Internacional Cervantino.