La Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) reconoció el “valioso legado de las personas indígenas que han sido asesinadas o desaparecidas por defender sus derechos, pueblos y comunidades”, y exhortó a las autoridades de los tres niveles de gobierno a redoblar sus esfuerzos para crear un ambiente seguro para el ejercicio de sus derechos desde un enfoque preventivo y que garantice la no repetición de actos violatorios”.
Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Jesús Peña Palacios, representante adjunto en México de la ONU-DH, precisó que en el país, “adicionalmente a los desafíos estructurales que han afectado a los pueblos indígenas generando importantes brechas de desigualdad, marginación y acceso a sus derechos, también enfrentan violencia por parte de diferentes actores, incluidos grupos del crimen organizado, quienes disputan el control de su territorio”.
A razón de lo anterior, “las personas líderes de estos pueblos están más expuestas a represalias o acciones violentas debido a su visibilidad por la defensa de su territorio y modo de vida. Su asesinato o desaparición tiene un efecto amedrentador sobre todo el pueblo indígena, que inhibe y dificulta el ejercicio de sus derechos humanos”.
ONU-DH precisó que desde 2019 ha registrado al menos 46 casos de personas defensoras indígenas que fueron asesinadas o desaparecidas con un posible vínculo con su labor de defensa.