Bogotá. La cumbre amazónica convocada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva concluyó ayer sus deliberaciones en la norteña ciudad brasileña de Belém du Pará con la consolidación de un bloque regional de los ocho países que conforman este bioma de casi 8 millones de kilómetros cuadrados, equivalentes a 44 por ciento del territorio sudamericano.
Aunque los presidentes que asistieron a la cumbre (Brasil, Colombia, Perú y Bolivia), así como los delegados de Venezuela, Ecuador, Guyana y Surinam, coincidieron en el diagnóstico sobre las graves amenazas al equilibrio ambiental de la Amazonia, el documento final de la reunión –conocido como Declaración de Belém– tambien dejó ver notorias diferencias de enfoque entre los gobiernos del área.
Sobre un borrador presentado por los anfitriones brasileños, la declaración incluyó varios párrafos y comentarios aportados por los demás países, pero llamó la atención que se excluyera una de las propuestas abanderadas por Lula y el presidente colombiano, Gustavo Petro, para que los ocho gobiernos se comprometieran a llegar a 2030 con cero deforestación de los bosques.
Según los científicos que toman el pulso al mayor pulmón vegetal del planeta, la Amazonia exhibe hoy una enorme cicatriz producida por la tala y quema de 17 por ciento de sus bosques, apenas tres puntos menos del porcentaje que se considera “punto de no retorno”, momento en el que el bioma dejaría de absorber emisiones nocivas para comenzar a generarlas.
La mayor parte de esta inclemente “tumba” de bosques se destina a la creación de grandes extensiones agrícolas (soya) y ganaderas, así como a la siembra de cientos de miles de hectáreas de hoja de coca.
Desde los satélites también se observan las enormes áreas utilizadas para la minería ilegal que no sólo generan deforestación, sino que contaminan los ríos por donde serpentea 20 por ciento del agua dulce de todo el planeta.
Otro de los asuntos que no quedaron en la declaración fue el de los combustibles fósiles, tema que incluso provocó roces entre los presidentes Lula y Petro, este último convertido en una especie de paladín internacional de la sustitución del petróleo y el carbón en la generación de energía.
Con varios puntos de explotación petrolera en la región, Brasil y Ecuador pidieron cautela en esta materia, mostrándose partidarios de una transición menos brusca, ante lo cual Petro reaccionó con una corta intervención no exenta de ironía: “los gobiernos de derecha tienen una escapatoria fácil, que es el negacionismo. Niegan la ciencia. Para los progresistas es muy difícil, así que apelan a otro tipo de negacionismo y hablan de transiciones”, dijo el presidente de Colombia.
En todos los foros internacionales a los que ha asistido este año, Petro advirtió que la actual crisis climática es producto del consumo de petróleo, carbón y otros combustibles fósiles, ante lo cual –insiste– la única solución es sustituirlos por energías limpias como la solar y la eólica.
Delegados de Indonesia y otros países
La segunda y última jornada de la cuarta Cumbre Amazónica escuchó a los delegados de países que también cuentan con grandes selvas tropicales como Indonesia, Congo y República Democrática del Congo, quienes mostraron la disposición de sus gobiernos a unirse al bloque de países amazónicos para actuar conjuntamente en foros internacionales como la Conferencia de la ONU sobre calentamiento que tendrá lugar en diciembre próximo en Emiratos Árabes Unidos.
Con el lema “unidos por nuestros bosques”, la reunión finalizó con las intervenciones de Noruega y Alemania sobre la incorporación de países donantes para proyectos de desarrollo sostenible.