Santiago. Con su gobierno enfrascado en una creciente reyerta con la oposición derechista, que al ser mayoría parlamentaria bloquea sustantivas reformas que prometió impulsar, el presidente chileno Gabriel Boric aseguró este jueves que "no voy a dar mi brazo a torcer para cumplir los anhelos y el programa que el pueblo nos encargara".
Sorpresiva y audazmente, el gobernante salió del Palacio de la Moneda (sede del gobierno) para caminar hasta un mitin de pobladores que a un par de centenares de metros reclamaban por vivienda.
Mezclándose entre ellos, megáfono en mano y con escasa escolta policial, el presidente arengó a los manifestantes: "Yo les agradezco y valoro mucho su organización y les digo que es importante que esté el pueblo organizado exigiendo sus derechos y esto no son solo palabras, nosotros venimos de los movimientos sociales y no nos podemos olvidar de esto", dijo.
"Cuenten conmigo como presidente para seguir conversando siempre, para seguir trabajando en conjunto y enfrentando juntos las dificultades que tenemos, porque esta 'pega' (trabajo) no es fácil, ustedes lo han visto, pero no voy a dar mi brazo a torcer para cumplir los anhelos y el programa que el pueblo nos encargara", agregó.
En Chile se estima que hay un déficit a lo menos de 700 mil viviendas y Boric se comprometió a entregar 260 mil durante los cuatro años de su presidencia; también a aumentar la Pensión Garantizada Universal, disminuir las listas de espera en los hospitales públicos y una sustantiva reforma al sistema de pensiones, pasando del régimen de capitalización individual a uno de solidaridad inter generacional.
Para todo aquello se necesitan unos 10 mil millones de dólares que teóricamente provendrían de una reforma tributaria rechazada unánimemente por la derecha. El gobierno está insistiendo en ella ahora, reduciendo sus expectativas de recaudación, pero la derecha ya anticipó su negativa.
Y mientras las reformas permanecen estancadas, el clima político se deterioró sustantivamente y la presión social está latente.