“Hay más de una forma de ser latino” es la frase que acuñó Ilan Oliel, titular de Riivi, plataforma de streaming gratuita dedicada 100 por ciento al cine y series latinoamericanas que llegó a México desde el primero de agosto y que cuenta con más de 600 títulos.
De origen chileno –ya se puede apreciar en Perú y Colombia– tiene la intención, a decir de sus impulsores, de “continuar con su expansión hacia el continente con la intención de convertirse en la principal pantalla de contenido latinoamericano que espera fortalecer el espacio para la exhibición del trabajo audiovisual de la región, que muchas veces no encuentran una área de continuidad”.
La iniciativa fue lanzada en 2021 bajo el modelo de Advertisement Video On Demand, que consiste en el acceso gratuito al contenido con la mínima publicidad, convirtiéndola en una más accesible para los usuarios y su encuentro con el contenido del séptino arte latinoamericano.
Para los creadores de esta tarima telemática, “es posible crear un espacio para encontrar nuestras producciones en su gran diversidad, ver contenidos originados en cualquier rincón de Latinoamérica que celebran nuestras raíces y también lo es encontrar miradas que denuncian y hacen visibles nuestras complejas realidades”.
Es por ello que Riivi busca estrechar lazos entre el público y la comunidad creadora, “para reconocernos en nuestra gran diversidad, para entendernos mejor y crecer en todos los sentidos”.
Hay que recordar que al carecer de mayores presupuestos destinados a la distribución, mercadotecnia y exhibición –lo que sí tienen los grandes estudios y plataformas globales que dominan el mercado– el contenido latinoamericano encuentra su mayor problema, incluso cuando una película tenga éxito en festivales y con la crítica, su paso por las salas de cine es escaso y efímero.
Hay que comentar que su catálogo no sólo está enfocado en producciones recientes. Parte de su visión incluye una labor de investigación curatorial que desea recuperar y destacar títulos latinoamericanos que tuvieron un impacto cultural en su momento, pero que después quedaron en el olvido y no se encontraban disponibles en ninguna plataforma hasta ahora, por lo que además, aseguran los promotores, “está cumpliendo con una función de registro y archivo. Existe también una importante voluntad y labor de colaboración con festivales e iniciativas culturales para seguir robusteciendo tanto su lista como su alcance”.
El equipo cutarorial está integrado por gente con experiencia en la promoción y exhibición del cine en Latinoamérica y otras latitudes, con la misión de “dar visibilidad a la mayor variedad posible de historias y realidades, no se trata pues de una plataforma de nicho, sino muy al contrario, de romperlos y acercar el cine latino hacia la mayor cantidad de lugares y perfiles”.
Entre los títulos que destacan están dramas como Huachicolero (México), de Edgar Nito, cinta que versa sobre el robo de gasolina y los monstruosos escenarios que genera; El médico alemán (Argentina), de la multipremiada Lucía Puenzo, inspirada en los años que pasó Josef Mengele en Argentina; La vendedora de rosas (Colombia), obra de culto en la cinematografía colombiana dirigida por Víctor Gaviria; Post Mortem (Chile), del reconocido Pablo Larraín, quien en su historia pone en la mesa la naturaleza sicótica del fascismo. También se pueden apreciar otros clásico de la región como la surrealista El lado oscuro del corazón, del argentino Eliseo Subiela, o las mexicanas Aquí no es Berlín, de Hari Sama, y Halley, de Sebastián Hofmann.
También hay series interesantes como la peruana Pandemials, que retrata los conflictos adolescentes tras la pandemia, y Proyecto 1500, una disparatada serie chilena sobre anarquismo y estallidos sociales. Para darse una vuelta por cintas que han formado la filmoteca de la región, basta con buscar en Google Riivi y echarse un clavado en historias que no están en las plataformas de pago más en boga.