La buena: que el saldo de la llamada deuda subnacional (correspondiente a estados y municipios de la República) registró un leve descenso en el primer trimestre de 2023 (5.4 por ciento); la mala: que a lo largo de los pasados 15 años reportó un brutal incremento (235 por ciento); y la peor: que ese terrorífico aumento no se reflejó en el crecimiento económico de las entidades ni en la mejoría de las condiciones de vida de sus respectivas poblaciones.
Entre 2008 y 2023, dicho saldo aumentó 478 mil millones de pesos (para cerrar el primer trimestre en alrededor de 681 mil millones), con lo que el servicio de la deuda (pago de capital y, sobre todo, de intereses) mantiene comprometidos, a niveles preocupantes, los ingresos que estados y municipios reciben de la Federación. Se trata de uno de los mayores excesos, por decirlo suave, cometidos por gobernadores y presidentes municipales –con la venia de la Secretaría de Hacienda– quienes simplemente siguieron la dinámica del gobierno federal.
Aun así, hay que matizar: con Borolas en Los Pinos, la deuda subnacional se incrementó 115 por ciento (232 mil millones de pesos); con Peña Nieto en la residencia oficial, 38 por ciento (166 mil 500 millones) y con López Obrador en Palacio Nacional 13.3 por ciento (cerca de 80 mil millones, y la única beneficiada por esta dinámica depredadora ha sido la banca privada, desde hace rato la mayor acreedora de estados y municipios.
De acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, al cierre del primer trimestre de 2023 el saldo de la deuda subnacional alcanzó 680 mil 933.8 millones de pesos, monto inferior 3 mil 462 millones (-5.4 por ciento en términos reales) respecto al cuarto trimestre de 2022, cuando la deuda se ubicó en 684 mil 395.8 millones.
Las entidades federativas que más contribuyeron a disminuir el saldo de la deuda subnacional son la Ciudad de México (se redujo mil 829.4 millones), Tabasco (menos mil 135.6 millones), Coahuila (menos 815.5 millones), Guerrero (en una proporción similar a la anterior) y Sonora (con una baja de 696.5 millones). Al cierre del periodo de referencia, los gobiernos estatales participan con 87.9 por ciento del monto contratado (casi 599 mil millones); entes públicos estatales, 6.3 por ciento (cerca de 43 mil millones); municipios, 5.5 por ciento (poco más de 37 mil millones) y entes públicos municipales, 0.3 por ciento (algo más de 2 mil millones).
Las entidades que en el periodo referido incrementaron sus deudas fueron Jalisco (cerca de 2 mil 200 millones de pesos), Michoacán (alrededor de mil 350 millones), Nuevo León (815 millones) y estado de México (720 millones).
Por tipo de acreedor, la banca privada es predominante al concentrar más de la mitad (53.4 por ciento) del crédito otorgado; la banca de desarrollo (del Estado mexicano) participa con 37.3 por ciento; las emisiones bursátiles con 7.9 por ciento y otros conceptos, como fideicomisos, 1.4 por ciento.
Las cinco entidades federativas con mayor deuda por habitantes son Nuevo León, con 17 mil 37.7 pesos por persona; Chihuahua, 12 mil 961.9 pesos; Quintana Roo, 12 mil 528.3 pesos; Coahuila, 11 mil 581.7 pesos, y la Ciudad de México, 10 mil 828.8 pesos).
El CEFP detalla que como proporción de su producto interno bruto estatal, destaca Quintana Roo por presentar una deuda 2.4 veces mayor al promedio subnacional (2.5 por ciento), con un saldo de débito de 5.9 por ciento, le siguen Chihuahua (5.5 por ciento), Chiapas (5.2), Nuevo León (4.8) y Veracruz (4.4).
Como proporción de sus ingresos totales, sobresale el débito de Nuevo León (el de mayor saldo), por presentar un indicador más de tres veces superior al promedio subnacional, con 74.4 por ciento de sus ingresos totales. Le siguen Coahuila, (60.9); Chihuahua (56.2) y Quintana Roo (55.3). Estas mismas entidades también están entre las más endeudadas respecto a sus ingresos por participaciones federales, con proporciones que oscilan entre 165.3 y 128.7 por ciento, es decir, más de dos veces y medio mayores al promedio subnacional. Por el contrario, Tlaxcala, Querétaro, Puebla, Guerrero e Hidalgo, presentan cifras inferiores a 15 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Silencio cómplice: al conmemorar el 78 aniversario del bombardeo atómico a Hiroshima, la clase política prooccidental tímidamente recordó el asesinato, pero no se atrevió a denunciar al asesino, ni siquiera el primer ministro japonés y el alcalde de Hiroshima. Alineada, arrodillada, calladita.
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