Una vez constituido el sindicato de los ferrocarrileros, la conciencia de clase ya no era un tema extraño para los trabajadores, y las demandas generales formaron parte del trabajo cotidiano sindical. Además, se formó un vínculo de identidad obrera. Las demandas eran las mismas que exigían otras organizaciones. Éstas, aunque diversas y cada una con sus prioridades, unían a los trabajadores de diversas ramas. Sin embargo, los reclamos por mejores salarios, definitivamente, eran el común denominador de todos los movimientos obreros.
Surgió entonces, la idea de diseñar el Plan del Sureste, el cual se llevaría a cabo a través de la Comisión pro aumento de Salarios, la que promovería en todas las secciones sindicales la lucha en favor del aumento salarial. El compañero Valentín Campa destacó por su gran disciplina y por su fidelidad al Partido Comunista Mexicano. Propuso la comunicación periódica entre las secciones para mantener la demanda, sin tregua, y lograr así el aumento a 350 pesos mensuales. Los obstáculos que presentó la Comisión pro-aumento de Salarios fueron innumerables, con la participación de una mayoría de sindicalistas se aseguraría el éxito, pero, como en todas las batallas por las mejoras salariales, no faltaron los traidores, los corruptos y los delatores.
La dura lucha a lo largo de sus años como trabajadores, tanto Demetrio Vallejo Martínez, como Valentín Campa, siempre en contra del sistema y del gobierno represor, sufrieron, en varias ocasiones, el encarcelamiento y acusaciones falsas.
Las tareas sindicales que cumplieron los destacados líderes son un referente para la clase obrera actual, aunque varios estudiosos de los movimientos laborales consideran que la clase obrera se extingue. Este sería un tema para un largo debate entre el personal de diversos centros de trabajo, además de la intervención y colaboración de especialistas de la academia y, por supuesto, las comisiones sindicales de los partidos políticos y del Congreso.
En cuanto a la lucha obrera, no todo se ha dicho, para eso existen los institutos políticos. Los partidos deben orientar y sugerir diversas alternativas, así como mejores propuestas que consoliden la organización interna de los sindicatos para defender su autonomía, con todos sus derechos completos y, especialmente, para fortalecer la democracia con libertad y el derecho a discrepar.
Respecto a los partidos políticos, una propuesta obligatoria que Vallejo sugiere en su libro mencionado es la no intervención en las decisiones de los sindicatos. Les pide que cumplan con su cometido: ser el vehículo de la defensa y orientación sindical.
Hacemos hincapié en que el concepto de clase obrera no pertenece al pasado, es actual, sin duda alguna. Un mal recuerdo del dominio capitalista sobre la mayoría de los líderes sindicales es el fraude que cometió casi desde su fundación la Confederación de Trabajadores de México (CTM), siempre al servicio del gobierno en turno.
La estrecha conciencia que un gran número de patrones y patronas tienen no les permite ver la realidad. El trabajo ha cambiado diametralmente; de la primera máquina de vapor hasta la alta velocidad de los trenes eléctricos de China, que alcanzan los 300 kilómetros y más, existe una inmensa diferencia; sin embargo, quienes conducen las máquinas actuales son personal sindicalizado, podríamos decir que son parte de la clase obrera. Ahora tiene la palabra la tecnología. Sin embargo, esto no quiere decir que la mano de obra calificada no siga siendo gran aporte del trabajador, a la sociedad.
Pero la vida nos recompensa con la lucha de los líderes que han dejado gran huella en la historia, como es el caso de Demetrio Vallejo Martínez, gran dirigente, conocedor de las leyes laborales y de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Una tarea importante que logró, con mínimos recursos para la difusión de la información verídica y para el estudio de las condiciones de vida del gremio ferrocarrilero, fue la creación del periódico Lucha.
Este fue el medio idóneo para la denuncia y comunicación entre los trabajadores. Es importante señalar que la circulación del periódico era constantemente suspendido por órdenes de los patrones. Pero el sindicato defendió permanentemente su libertad de expresión, por lo que cada vez que impedían la publicación de Lucha volvían a editarlo, imprimirlo y distribuirlo. La persistencia organizada tiene muchos ejemplos entre la lucha obrera.
Infinidad de relatos acerca de esta lucha sin tregua, Vallejo los dejó por escrito. En su libro Las luchas ferrocarrileras que conmovieron a México. Ahí describe con detalle los pasos que siguieron para lograr la principal demanda: el aumento salarial de acuerdo con los constantes aumentos de servicios y mercancías básicas.
Debido a los cambios constantes de los precios de los productos de consumo vital, surgió también la solidaridad entre los trabajadores de diversos sectores, como los telefonistas, electricistas, petroleros, magisterio y otros más, muestra clara de que existe la identidad de la clase obrera.
En este regreso de los trenes esperamos nuevos movimientos reivindicatorios para la base trabajadora. No sólo por seguir la tradición ferrocarrilera y de otros sectores, sino para continuar con la defensa de la libertad, de la democracia sindical y de las mejores condiciones de vida para las familias de los sindicalistas.
Twitter: @AntonioGershens