Múzquiz, Coah., Justo a un año de la tragedia en el pozo de carbón El Pinabete, donde 10 mineros murieron y sus restos siguen atrapados, las secuelas y los recuerdos quedan entre los trabajadores sobrevivientes, sus viudas y familiares.
“No nos morimos porque Dios no quiso, no más; ahí nadie iba a sobrevivir”, consideró Héctor Javier Díaz Esquivel, uno de los cinco obreros que lograron salir de la excavación que se inundó al perforar la pared de la mina abandonada Conchas Norte años atrás, precisamente porque se inundó.
Al momento del accidente trabajaban 15 mineros en la excavación. Diez no lograron salir y sus cuerpos permanecen entre el lodo y el agua.
Para Juanita Amaya Tijerina, hermana de Hugo, uno de los trabajadores que murieron, la pérdida “es más dolorosa porque ya es un año sin saber nada. No sabemos si los van a sacar o no, nos traen con puras mentiras, como siempre; no sabemos qué va a pasar con ellos”, contó.
Ayer, los familiares participaron en una misa que se realizó en el exterior de la mina ubicada en la comunidad Agujita para recordar a los 10 mineros muertos.
El gobierno federal presentó un informe sobre el progreso de las labores y dijo que ya se ejecutan las primeras pruebas de eficiencia de los tapones hidráulicos, y de comprobarse que no hay filtraciones, se procederá a las tareas de excavación controlada con fines de búsqueda y la recuperación de los cuerpos ubicados a 60 metros de profundidad. Como parte de los trabajos de rescate coordinados por la CFE, desde el 2 de septiembre pasado se inició la excavación de un tajo a cielo abierto.
(Con información de Jared Laureles)