El ataque contra los nuevos libros de texto gratuitos (LTG) “desnuda la alianza político-electoral creada por la derecha entre empresas, medios de comunicación, grupos ultraconservadores, partidos políticos, clero y organizaciones que se habían empoderado como voz de la sociedad civil, quienes no pueden siquiera concebir perder el control de lo que puede o no enseñar un maestro, de lo que ocurre en el aula”, afirmó Lev Velázquez Barriga, doctor en pedagogía crítica, docente de telesecundaria y colaborador de La Jornada.
Señaló que pese a la “hoguera de odio, confrontación y desinformación que ha encendido la derecha y ultraderecha, los nuevos libros no contienen una postura radical y mucho menos son comunistas. Lo que molesta tanto es que reconocen la autonomía pedagógica y curricular que se otorga a los docentes para decidir de qué forma se pueden generar los aprendizajes apegados a sus contextos y en comunidad”.
El especialista incluso subrayó que pese a lo que afirman algunos funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), los nuevos materiales educativos “no se sustentan en las llamadas pedagogías del sur ni decoloniales, más bien intentan definir qué se propone con la reforma educativa y con la Nueva Escuela Mexicana”.
Agregó que tras revisar los contenidos de los libros de secundaria, “es evidente que aun dentro de la SEP hay posturas encontradas, pues los textos no son homogéneos en su discurso y contenido, pues aún se incluyen propuestas funcionales al capitalismo del emprendimiento, como las metodologías STEM –basadas en educar en cuatro disciplinas principales: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas–, con las que también se sigue promoviendo la autorregulación de las emociones en niños y adolescentes para su autoexplotación”.
Velázquez Barriga destacó que los nuevos textos, que llegarán a las aulas a finales de este mes, en el inicio del ciclo escolar 2023-2024, incluyen nuevas metodologías de aprendizaje dinámicas, problematizadoras y activas que permiten un diálogo entre las diferentes áreas del conocimiento y que “rompen con ese esquema de parcialización del saber por materias”, lo que ha generado una respuesta de rechazo en grupos conservadores.
“Me parece que lo que más ha molestado en este debate sobre los LTG, además de que los sectores acostumbrados a ser la única voz pública están perdiendo un jugoso negocio con la impresión de los mismos, es que ya no sea el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ni el Foro de Davos los que definan qué se hace en la escuela ni se imponga esta pedagogía de las competencias, de la organización general de la escuela.”
Los más de 150 millones de libros de texto que se distribuirán a 24.4 millones de alumnos y a poco más de 2 millones de docentes y directivos “no sólo reconocen al maestro como profesional, sino que le regresan su autonomía pedagógica y curricular, dan un respiro a años de represión contra cualquier maestro que se atrevió a generar materiales alternativos y a aplicar una pedagogía de las resistencias”.
Lev Velázquez, experto en temas educativos, alertó que en el ataque a los nuevos materiales educativos “hay una alianza político-electoral y de intereses económicos de los grupos de derecha que buscan detener cualquier indicio de progreso, libertad e inclusión de la diversidad, y para ello están dispuestos a mentir y manipular, y son expertos en generar atmósfera de miedo y odio”.