Salvar a un soldado del paredón. Así es rescatar a uno de los miles de sentenciados en el Gran Remate de Libros y Películas en el Monumento a la Revolución, que concluye este domingo. Paloma Sáiz, coordinadora de la Brigada para Leer en Libertad, afirmó ayer en la inauguración que “la mayor parte de los habitantes de este país no pueden entrar en una librería y comprar libros. No es que no quieran leer, el problema es que no tienen acceso a libros baratos”.
Explicó que esta venta se organizó gracias a la colaboración de los expositores, tanto libreros como editoriales, para financiar el remate y sin tener ganancia porque “queremos que los stands sean lo más barato posible para que no repercuta en el costo del libro”, los precios están entre 10 y 150 pesos máximo. “Es increíble ver a la gente con grandes bolsas o maletas de libros”, comentó. Y se benefician también las editoriales porque les cuesta un dineral mantenerlos en bodegas.
“Salva un libro, no dejes que lo destruyan”, dice el lema en las lonas que dan la bienvenida en cada una de las 10 carpas que tienen rodeado el monumento de cantera y metal. Un encuentro de mundos se abre sólo al asomarse a una de las mesas, donde lucen las portadas de los grandes secretos del liderazgo, Las conversaciones con Dios, un cuento sobre hadas, y Hombre al agua, de Fabrizio Mejía Madrid, entre diversas opciones.
En uno de los puestos una mujer de la tercera edad tomó un libro de portada azul de una caja y lo mostró en el aire preguntando a la vendedora por el precio. “¡Veinte pesos!”, le responde alto la señorita con camiseta negra. Las monedas tintinean y el intercambio se concreta. La señora le da el libro a su acompañante, quien cuidadoso lo mete en una de sus dos bolsas y lentamente continúan caminando, las pesadas compras colgando de las manos, hacia la siguiente trinchera cuesta arriba de la explanada.
En otro punto, un adolescente removía libros, escarbaba concentrado, buscando aquello que cumpliera sus expectativas. La escena se repite, personas mayores, dos hombres encorbatados y con traje azul ya con bolsas repletas, jóvenes en pleno apogeo de curiosidad, hasta una pareja de policías que en su rondín se van asomando entre los alteros de revoltijos de papel, los carteles de ofertas en cartulinas fosforescentes.
En la breve ceremonia de inauguración, Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), consideró que la amenaza de destrucción es real y el remate es el nivel superior para el precio mínimo. El autor de Pancho Villa, una de las biografías más completas sobre el revolucionario que yace en el mausoleo ahora rodeado de carpas blancas, dijo: “Se ha logrado democratizar el oxígeno, que no sea el dinero lo que impida que leas, que no sea el pensamiento neoliberal el que dicte las reglas del juego”.
Después continuó su recorrido por las mesas de las librerías efímeras. Se detenía, tomaba alguno de los ejemplares y hablaba de manera breve de lo interesante que podrían ofrecer las páginas de lo que sostenía en la mano. No faltaban las personas que se acercaban para pedirle su autógrafo, hacerle preguntas o grabarlo con el celular mientras relataba las lecturas.
“Me encampané”, describió su primer paseo, pues ya había comprado para regalar a todo el mundo, luego vio los cuentos completos de Fonseca y encontró una novela de Raymond Chandler en 10 pesos.
“Es una metáfora salvarlos. Cuando logras que funcione una cosa como ésta le das una salida a la industria editorial para no destruir, pero das algo mucho más importante: libros de calidad, baratos para todos los lectores”, comentó rodeado por los 180 puestos en los que hay títulos de 300 sellos editoriales, desde los más grandes como Planeta, Penguin Random House o el FCE, hasta otras editoriales independientes y pequeñas, como Sexto Piso, Akal o Cal y Arena.
Claudia Curiel, secretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, destacó que debido al gran éxito que tuvo el remate el año pasado, al romperse un récord de venta de más de 300 mil títulos, en 2023 se decidió hacer dos ediciones y ésta es el segunda del año.
Acompañada de Argel Gómez, director de grandes festivales, abrió de manera formal la venta de libros, películas, discos y otros objetos como revistas, cómics, juguetes didácticos, bolsas, tazas, separadores y figuras de peluche. Durante estos cinco días (desde ayer y hasta el 6 de agosto) ofrecerán los artículos de 11 a 20 horas en la Plaza de la República.
El ir y venir fue constante al mediodía, las mesas estaban rodeadas, los lectores listos para el ataque: “Ofertón 3x50”. La vigilancia es cuidadosa y medida para atrapar el título más interesante y por menos pesos. Los héroes que descansan en el monumento buscaron cambiar la historia y llevar justicia social al tomar sus fusiles y cabalgar por el país. Un siglo después, la Revolución se hace con el pensamiento y la palabra, las puertas abiertas al gozo de visitar nuevos mundos, de salvar rebeldes de papel.