En un palmo de terreno, dentro de la casa de Emilio Indio Fernández, en Coyoacán, se escenificará Hablar o morir, monólogo de 23 minutos basado en hechos reales que, más que un ejercicio teatral, es un acto catártico en el que 15 actrices –todas afectadas por algún tipo de violencia de género– alzan la voz con una puesta que hace hincapié en la violencia vicaria, la que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialmente de sus hijas e hijos.
Quien monta esta obra, la primera que aborda este tipo de violencia hacia la mujer, es el actor, productor y docente Luis Fernando Peña. De la mano de la también productora María Antonieta Bolliger, decidió darle vida a un texto escrito por Aly Noris, quien plasmó en esta puesta situaciones que ella sufrió y que ahora encarna en el unipersonal.
Hablar o morir es un drama sobre la violencia vicaria bajo el punto de vista de que “el feminismo no es odiar a los hombres, sino, defender, cuidar y respetar los derechos de las mujeres”. Tanto Luis Fernando, como María Antonieta puntualizan “cómo entender el feminismo y, sobre todo, darle el valor exacto a este movimiento feminista desde lo que ellos consideran cómo tendría qué ser: sin radicalismos ni atacar a la violencia con más violencia”.
Se estrenará el 4 de agosto dentro del formato del ciclo Teatro en Breve, en la famosa casa de piedra del Indio Fernández.
En el elenco, “hay 15 actrices y todas, de alguna manera, han vivido algún tipo de violencia de género, desde la vicaria hasta acosos. Por ello, desde que ellas leyeron el texto su reacción fue la misma: ‘quiero y necesito contar esto’”, comenta a La Jornada Luis Fernando Peña, quien decidió producir este texto para visibilizar dos aristas importantes.
La primera, “no dejar de hablar de la violencia de género, que en este país los números lo dicen todo. No esperar a que sea un Día Internacional de la Mujer para levantar la voz. Soy de los que piensan que no es un tema exclusivo de género. Somos muchos, por lo menos en mi círculo cercano, los que queremos y respetamos a las mujeres. El otro aspecto esencial que no se nos tiene que olvidar es que el arte también es una expresión para hacer crítica”.
Hablar o morir, comparte el productor, viene delante de Athena Teatro, compañía que estará dedicada a producir cualquier obra que hable sobre violencia de género de cualquier tipo: vicaria, sexual, abusos, todos estos temas basados en hechos reales, como esta obra.
El monólogo, comenta por su lado la productora María Antonieta Bolliger, “también tiene una crítica para nosotras mismas, de cómo en algunos casos muchas mujeres llegan a atacar a otra; de la hipocresía que puede existir en algunas situaciones. Nosotros queremos y respetamos a los buenos hombres, a los que saben respetar y valorar a sus semejantes, principalmente a las mujeres”.
“Más que un ejercicio teatral, es un acto catártico para ellas, pero maravilloso. Pablo Mendizábal (hijo de la maestra y primera actriz Lilia Aragón) fue el director indicado para llevar la obra, porque es sensible con el tema. Lo que hizo dejar que las actrices, solas, que fueran a ese submundo, a esa sique y, desde su propia experiencia, contar la historia”, asegura Peña.
Mismo texto, pero emociones diferentes
Pese a que es el mismo texto, destaca el histrión, “son emociones diferentes y cada una de ellas te llevará a un lugar de cuestionamientos. Recuerdo en mi familia, mi abuelo siempre nos enseñó a cuidar y respetar a todas las mujeres. Y esa educación la tuvimos varios hombres, pero se nos olvida”.
Peña comenta que lo que hace en la academia Arti Aity Studio –que inauguró el año pasado y donde se imparten talleres de teatro, pintura y danza para niños– es inculcar el respeto y los valores sin distinción de géneros. A los adultos misóginos es difícil reducarlos, pero sí creo en una nueva generación de niños que crecerá respetando y valorando a la mujer. Por eso, esta obra, aunque tenga un tema tan álgido, queremos llevarla a otras partes para que los niños quizá comiencen a abrir los ojos”.
A lo que se refiere Luis Fernando es a lograr que con la troupe Atenea Teatro se haga “un movimiento cultural en el que se sumen hombres y mujeres, sin esperar a que sea 8 de marzo. Estamos en pláticas con otros teatros para llevar el montaje en su versión larga (una hora 20 minutos). Trabajamos también en otros textos para llevar la iniciativa más allá de la Ciudad de México, como a centros penitenciarios como la cárcel de mujeres. Asimismo, llevarlo al interior de la República, sobre todo a los lugares de gran incidencia de feminicidios y ataques a la mujer. Hacer un recorrido con éste y otros montajes para no dejar de crear conciencia”.
Por la simple satisfacción y las ganas de seguir luchando, Luis Fernando Peña hace activismo con la cultura. “En la televisión no se dice y en pocos periódicos se menciona sobre violencia contra la mujer. Incluso me han dicho algunas mujeres que no hable porque no soy mujer. Sí puedo levantar la voz porque tengo dos hijas y no voy a esperarme a que algo les pase para salir a marchar. Voy a producir algo que me apasiona, teatro y voy a contar estas historias. Efectivamente, no tengo la sensibilidad de una mujer para estos temas, pero por eso, las que actúan y levantan la voz en el escenario, son mujeres”.
Las actrices que alternarán las funciones son Cinthia Aparicio, Alessandra Pozzo, Natalia Alcocer, Patricia Gallo, Diana Llano, Pamela Reul, Sharon del Sirius, Tanya del Castillo, Ally Noris, Yam Acevedo, Allyn Muñoz, Edna Alcocer, Brenda Barragán, Eva Carrillo y Mery Rangel. La dirección escénica es de Pablo Mendizábal y en la asistencia de producción están Jesús Murillo y Carlos Guerrero.
A partir del 4 de agosto, serán siete funciones por día viernes y sábados (a partir de las 19 horas, una cada media hora). El domingo empezarán a las 18 horas, e igual, serán siete funciones, una cada 30 minutos. La cita es en casa del Indio Fernández, en Dulce Olivia (que el cineasta nombró así en honor a Olivia de Havilland) y Zaragoza.