La pasada semana nos referimos a las razones que según el equilibrado y objetivo saber y entender de la columneta, bullían, convulsionaban a un creciente sector social, impulsándolo a participar de manera personal y directa en una actividad que, no hace mucho tiempo, consideraban indigna y de baja estofa, es decir, de bajo nivel social y económico. O séase, el llamado “quehacer político”. Pero eso fue a finales del movimiento armado, cuando al amparo de Obregón surgieron los Aarón Sáenz, los William O. Jenkins, los Espinosa Yglesias. Poco después los Alemán, inteligentes y audaces sujetos que entendieron que la revolución la hacen las masas y las gozan y usufructúan las pandillas de asaltapartidos, ejércitos, gobiernos y también, por supuesto, de instituciones educativas, culturales y evidentemente cofradías, advocaciones y credos religiosos. Han sido ellos los verdaderos ganones de la insurgencia popular. Jenkins, por ejemplo, era un filántropo y un mecenas, pero también un represor de obreros y campesinos. Monopolizó las salas de cine del país, igual que el azúcar y los textiles, pero gracias a sus delictivos comportamientos en todos los sectores en los que se comportó como señor de horca y cuchillo, pudo financiar las aspiraciones de diputados, senadores y gobernadores hasta convertirse en el principal inversionista de la campaña (y seguramente de la pre también) del presidente Manuel Ávila Camacho. No escatimaba en sus inversiones a futuro, pero las hacía rendir con creces. Yo sospecho que en la sucesión de Ávila Camacho algo (o mucho) tuvo que ver Alemán, quien se quedó con la herencia sin que el cadáver de Maximino pudiera hacerla de tos. Pues esos fueron los maestros de las siguientes caudas de millonarios que la Revolución amasó, hasta que otro genio de las finanzas formuló una pregunta clave: ¿Y qué necesidad tenemos de intermediarios que realicen el sucio trabajo que nosotros podemos hacer mejor que ellos? Y aunque seamos ya cuarentones, atender el lema de la Acción Católica Juvenil Mexicana (ACJM) es un compromiso irrenunciable, aunque ya no seamos jóvenes, siempre seremos católicos y, por supuesto, hasta romanos/mexicanos: nuestra lucha es por Dios y por la patria (así meditaba el líder desde su mullido sillón en el Banco de México, el patriarca bisabuelo de un frente ciudadano tan amplio como el volante del auto del mentado Checo Pérez. Al respecto, no pude dejar de pensar en aquel delicioso libro de Luigi Pirandello, Seis personajes en busca de autor. Aquí serían Tres partidos en busca de un candidato. Pues los convocó el profeta a salir de las congregaciones pías y de las elitistas asociaciones profesionales (pero sobre todo de clase) a que hablaran y conocieran pueblo, más allá de la servidumbre y las obras de caridad con reflectores. Que se opusieran tajantemente al robo de las tierras que Dios y la Corona les habían otorgado para recompensar su sacrificio de venir a estas salvajes tierras a civilizar y, sobre todo, cristianizar a estos herejes, aunque les nacía la duda: ¿Valdrá la pena el esfuerzo, si ni alma tienen? A esto se llama repartir tierra. Como si ésta fuera de ellos. ¡Rediez! Y qué decir de otro gran hurto a los buenos vecinos y amigos, los primos estadunidenses y a todos los grandes empresarios europeos que durante años nos han ayudando a entender que los veneros de petróleo nos los legó, en su infinita bondad, el Altísimo, y no como lo dijo un pésimo poeta, de seguro masón: el diablo. ¡Vamos pues a la batalla, decidámonos a crear una organización política que denuncie y ponga al PNR en el lugar de los comunistas que traicionan a nuestra patria y nuestra religión! Salgamos a crear un verdadero partido político que la acción sea la constante y su dimensión nacional.
Coincidencias
En septiembre de 1939 la Alemania nazi inició la invasión a Polonia, que fue al mismo tiempo el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En la primavera de ese año, Francisco Franco, con el apoyo irrestricto del fascismo de Mu-ssolini y la Alemania nazi de Hitler, derrota a la España republicana. El 17 de septiembre de 1939 nace el Partido Acción Nacional.
La próxima columneta incluirá comentarios sobre el joven De la Madrid y el jubilado más joven de éste y otros continentes.
Pd: doña Georgina Rodríguez Mireles, la munición de boca saltillense que me hizo llegar me dio la energía para terminar mi trabajo. No todo el mundo se lo agradecerá. Yo sí, por supuesto.