Víctor Suárez, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), afirmó ayer que la petición para que México consulte a Estados Unidos antes de prohibir el uso de maíz transgénico en la elaboración de tortillas es un caso extremo de injerencia de “poderes externos a decisiones soberanas”.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos solicitó que se le consulte antes de que México modifique la norma oficial 187, que vetará el maíz transgénico en las tortillerías.
Al amparo de los tratados comerciales, se trata de incidir hasta ese grado, y “se tiene que valorar que en este gobierno, por primera vez en décadas, se ejerce el principio de soberanía alimentaria”, agregó Suárez en el foro La estrategia de acompañamiento técnico de producción para el bienestar.
Aseguró que “por primera vez el país rompe con el colonialismo sobre los sistemas alimentarios”. Apenas está en curso la transición a la soberanía alimentaria, y debido a los decretos presidenciales que prohíben el consumo de maíz transgénico y eliminan el glifosato, además de los amparos, está la amenaza de un panel de controversia por Estados Unidos, indicó el funcionario.
Con la transición agroecológica, que comenzó en 2019, beneficiarios del programa señalaron aumento en el rendimiento de granos básicos.
En maíz, los resultados crecieron en 25 por ciento por hectárea, para llegar a 3.6 toneladas; en frijol, en 28.6 por ciento, para ubicarse en 450 kilogramos, y en la milpa fue de 56 por ciento, para una producción de 1.57 toneladas, sostuvo Héctor Robles, director de Organización para la Productividad.
Sumado a ello, el uso de glifosato ha disminuido en los cultivos de maíz en 22 por ciento, 29 por ciento en la milpa y en la chía no se ha logrado, pero se conseguirá poco a poco, aseveró.
Reconoció que los agricultores se enfrentan al problema de los mercados y no alcanzan precios suficientes, por lo que “se tiene el riesgo de que los productores se desencanten”.
Helena Cotler, investigadora del Centro Geo-Conahcyt, indicó que la transición agroecológica implica diversos cambios. “El programa es muy importante, pero no puede ir solo”. Explicó que si faltan mercados, “es un desincentivo para la transción agroecológica”. Agregó que también se deben fortalecer las regulaciones y se requiere diversificar la agricultura y el manejo ganadero.