Dice Carlos Payán: “Y con tu venia, Cueli, leerles algunos, sólo algunos, de los muchos textos en los que pude ir descubriendo la poesía de la que está impregnado tu libro Entre el delirio y el sueño: Cervantes y Freud.
Sobre el delirio:
“Delirar, / delirio en que las huellas / mnémicas / cubre la cerrada losa nocturna, / para levantarse por la / mañana, pisar suave, como para no / despertar, / quedo, quedito, paso a pasito, / la idealización de la madre en / Dulcinea, regazo de la nana, / cuna protegida, / reloj imaginario de horas arbitrarias, / magia, / mezcla de alfabetos y arrullos, / letras grabadas en que / Dulcinea aparecía y desaparecía.”
Uno sobre la cotidianidad:
“Olor a duelos y quebrantos, / oriflama en los aires, símbolo de soledad. / Impetuosas sombras que caían / sobre el fresco delirar, / dejando un rancio olor a tierra / y muslos de mujer, / sobre los que un día / se enredaron las hojas de los libros / que con adicción leía / el famoso hidalgo.”
Uno sobre el amor:
“Llamado que se desborda en / un flujo, / mezcla de trastornos del cuerpo / y pensamientos en torbellino, / débiles, dispuestos a penetrar, / a hundirse en el otro. / Destino implacable / de cuerpo insuflado en los / miembros, / voz temblorosa, garganta seca, / ojos deslumbrados por el / resplandor, piel ardorosa, / corazón palpitante, / confusión de la expresión del / amor / con la del miedo / o la rabia.”
Y otro más:
“Sexualidad, visión de lo / invisible. Montaña de colores que / chorrea hasta las rodillas, / pájaros verdes borrachos de / naranjas dormidas, / visión cristalina delirante / de pálidas representaciones / de la espera, / espera que nunca llegará / y es presencia de la necesidad / de ella, / por la percepción, / siempre irreal.”
Éste, sobre las penumbras del inconsciente:
“Objeto sordo de la propia / escucha, / petrificado perfil de niño / enloquecido, / que no desciende de su / memoria / sino de su olvido, / sin puntualizaciones / ni silencios.”
Y para terminar, este último, que en una sola línea encierra todo un poema:
“Te espero a la orilla de tu sombra.”
“Tal, la poesía y la sabiduría encontradas en este manuscrito del docto José Cueli sobre Cervantes y Freud. Texto que parte de innumerables lecturas y excavaciones, no para llegar a Cervantes, ni tampoco a Freud, sino para acercarse a sí mismo: a su propia visión y vivencia del amor y de la soledad, del delirio, del sueño, que sé yo...”