La Habana., Sara Vega se emociona cada vez que abre con delicadeza alguno de los cajones de madera adosados a la pared donde se guardan miles de afiches promocionales de cine. Pletóricos de colores, abstractos, pop o cómicos –siempre impresos en serigrafía– la colección de los carteles cubanos del séptimo arte de las seis décadas pasadas acaba de ser inscrita en el listado de memoria del mundo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Son 3 mil afiches creados por artistas gráficos para promocionar las películas que se proyectaban en la isla, entre ellos clásicos foráneos y todos los filmes nacionales, documentales de ficción y animados, “todos los géneros del cine de las diferentes latitudes”, dice Vega, especialista de la Cinemateca.
En 1959, las nuevas autoridades revolucionarias crearon el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) –uno de los primeros organismos fundados por ese gobierno– para fomentar la producción y distribución del cine en la mayor de las Antillas. Los directivos decidieron que de preferencia la mayoría de las películas visualizadas llevaran su propio cartel realizado por artistas locales.
“La revolución marcó un parteaguas en los ámbitos político, económico, social y cultural”, afirmó Vega. “Éramos un mercado cautivo del cine estadunidense. Los rostros de los protagonistas, las grandes tipografías... Aquí dijeron: ‘No, vamos a hacer otra cosa’. Y hay una experimentación que se siente desde el principio cómo evoluciona.”
La primera película del Icaic con su propio cartel fue Historias de la Revolución (1960), dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, un largometraje de ficción cuyo afiche promocional estuvo a cargo de Eduardo Muñoz Bachs, luego convertido en maestro del género.
Una encuesta a 100 críticos, creadores e historiadores realizada por el Icaic, con la que conmemoró sus 60 años y que se publicó en medios de prensa oficiales en 2020, dio cuenta de que el cartel más renombrado y reconocido de todos los tiempos es el del filme Lucía (1968, dirigido por Humberto Solás) del diseñador y fotógrafo Raúl Martínez, quien también ilustró el documental David (1967) y Desarraigo (1965).
Entre los más mencionados en el sondeo están Muñoz Bachs con Por primera vez (1967) y Aventuras de Juan Quin Quin (1967), así como Ernesto Ferrán para Fresa y chocolate (1993) y el pintor Servando Cabrera con Retrato de Teresa (1979), además Alfredo Rostgaar sobre el documental Now (1965) y René Azcuy para el filme francés Besos robados (1968).
Entre los jóvenes, el recuento destacó a Nelson Ponce con su recreación del cartel para ¡Vampiros en La Habana! –el original fue de 1985 de Muñoz Bachs–.
Unos pocos artistas no cubanos, pero cercanos a la isla, también hicieron aportes, como los pintores Antonio Saura –español y hermano del cineasta Carlos Saura– y el chileno Roberto Matta.
Los afiches de cine se hicieron tan populares en el país caribeño que oficinas, viviendas, restaurantes estatales y consultorios médicos los utilizaban para decorar sus paredes.
“Muchas veces esos carteles se quedaban en la calle mucho tiempo después de que la película fuera estrenada. La relación del cartel con el espectador no era necesariamente promocional”, comentó el diseñador Nelson Ponce.
Su cartel de ¡Vampiros en La Habana! suele ornamentar más de un muro: muestra los taimados ojos amarillos de estas criaturas –entre terroríficos y divertidos– sobre un fondo negro mientras la gota de sangre emerge de la última “A” invertida de la tipografía.
Aunque la colección abarca desde los años 60 a la fecha y sigue alimentándose, Ponce y la especialista Vega destacaron que su periodo de esplendor fue de 1960 a 1970.
Junto con la colección de carteles cubanos, la Unesco inscribió en el Programa de Memoria del Mundo las actas capitulares del ayuntamiento de La Habana.
Manuscritos originales, mapas, películas, diarios o archivos de personalidades conforman este exclusivo recuento planetario –listado que suma 494 elementos desde que se abrió en 1992–, aunque pocos son carteles o colecciones de este tipo.
En este apartado comparte la lista con un conjunto de afiches rusos, aunque éstos son de índole general –no cinematográficos– de finales del siglo XIX y comienzos del XX.