El vocero de la Casa Blanca, John Kirby, informó ayer que la barrera flotante de boyas instalada por el gobierno de Texas en el río Bravo podría ser perjudicial para las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
“Ciertamente no está ayudando, aunque no puedo decirles que ha habido un impacto directo en nuestras relaciones diplomáticas con México. Son muy buenos, son muy fuertes y tenemos muchas preocupaciones mutuas compartidas”, comentó al ser cuestionado en una conferencia de presa sobre las afectaciones que tendría la medida antimigrante tomada por el gobernado de Texas, Greg Abbott, entre ambos países.
El vocero destacó, además, la visita y participación en México de Liz Sherwood-Randall, aseso-ra de seguridad nacional del presidente Joe Biden, pero apuntó: “No sé si salió el tema de las vallas” durante las reuniones con los funcionarios mexicanos debido a que “ese no era el propósito”.
El objetivo de los encuentros “en realidad era hablar sobre los esfuerzos antinarcóticos, específicamente sobre el fentanilo. Lo remitiría al Departamento de Justicia para más detalles sobre este tema”, precisó.
El Departamento de Justicia estadunidense demandó el lunes pasado al estado de Texas por las boyas colocadas para evitar que los migrantes crucen desde México. La querrella solicita a un juez federal que obligue al gobernador a ordenar el retiro de la cerca que se extiende 305 metros. Su existencia plantea preocupaciones ambientales y humanitarias.
“La barrera supone una obstrucción no autorizada a la navegación en aguas de Estados Unidos. Alegamos que Texas ha incumplido la legislación federal al instalar una cerca en el río Bravo sin autorización”, explicó la fiscal general adjunta, Vanita Gupta. La construcción ha provocado protestas diplomáticas de México y corre el riesgo de dañar la política exterior de Estados Unidos, añadió la funcionaria.