Cada vez son más los jóvenes bailarines mexicanos que se abren camino en compañías en el extranjero, por ejemplo, Braulio Álvarez, quien ahora forma parte del Tokio Ballet; Rocío Alemán, primera bailarina de la compañía alemana Stuttgart Ballet, y Scarlett Güémez, del Ballet de Filadelfia.
Son artistas que por su potencial y deseo de aprender nuevos repertorios han sobresalido en la escala mundial. La mayoría tuvo que abandonar a su familia y su país en busca de un sueño. Algunos se formaron en escuelas de México, pero perfeccionaron su técnica en Cuba, Alemania y Estados Unidos, gracias a becas obtenidas en diversos concursos de ballet.
Elisa Carrillo es una de las ejecutantes mexicanas pioneras en lograr una carrera exitosa en Europa. A los 16 años se fue al viejo continente para continuar con su formación. Sobre su experiencia en el Ballet Estatal de Berlín, la bailarina originaria de Texcoco, en charla con La Jornada, comentó que “no ha sido fácil” y es un reto que implica disciplina todos los días.
“Es maravilloso crecer profesionalmente en otro lugar porque desde que tienes esa oportunidad aprendes también otro idioma y tradiciones. Es un proceso largo que requiere un esfuerzo para mantenerse ahí y ganarte un lugar y respeto. Hay muchos momentos difíciles y de tristeza; también hay momentos de desesperación, como cualquier cosa que uno hace en la vida”, comentó Carrillo, premio Benoise de la Danse 2019.
Abandonar sus raíces fue muy duro para Elisa, pero al final su recompensa ha sido “bailar y recibir el aplauso del público”, así como crear un festival de danza que le permite mostrar a los mexicanos lo más destacado del mundo del ballet.
La bailarina del Ballet Estatal de Berlín comentó que desenvolverse en el extranjero siempre fue “un sueño lejano”, ya que su familia no contaba con los recursos económicos para estudiar en el extranjero. “Jamás imaginé irme a estudiar a Inglaterra. He recibido muchas bendiciones en mi vida, como los premios por mi carrera. Estoy feliz y agradecida porque no podría estar donde estoy sin el apoyo de varias personas y mi familia”.
El arte como parte de la vida cotidiana
Rocío Alemán, quien en 2011 ingresó al Stuttgart Ballet, expresó que trabajar con diferentes coreógrafos, estar en contacto directo con la danza que se desarrolla internacionalmente e interpretar una variedad de repertorios la motivaron a mudarse a otro país a los 15 años, todo eso aunado al sueño que tenía de estudiar en una de las mejores escuelas de danza clásica en Europa.
Consideró que es afortunada de crecer artísticamente en una nación cuyo “gobierno apuesta continuamente por la cultura, donde los trabajos artísticos están bien remunerados y donde el arte forma parte de la vida cotidiana de sus habitantes.
“Un claro ejemplo fue durante la pandemia, donde los teatros sufrieron algunos estragos, pero éstos no fueron tan graves en comparación con otros lugares. Me encantaría que un día México considere a la cultura algo esencial, porque estoy convencida de que esto podría ser parte de las soluciones a los problemas sociales que enfrentamos.”
Desde hace 12 años el Stuttgart se ha convertido en un hogar para Alemán que le ha proporcionado una experiencia enriquecedora, ya que ha trabajado con coreógrafos como Jiří Kylián, William Forsythe, John Neumeier y Marco Goecke, entre otros.
“He tenido la oportunidad de interpretar maravillosos roles: Tatjana en Onegin, de John Cranko; Marguerite Gautier en La dama de las camelias, de John Neumeier, o Aurora en La bella durmiente, de Marcia Haydée. De cada personaje aprendo algo, pero sin duda las obras que más me gusta interpretar son las dramáticas, en especial las de Cranko porque su enfoque no son los pasos, sino las emociones”, explicó Rocío Alemán, egresada de la John Cranko Schule.
El bailarín del Tokio Ballet Braulio Álvarez comentó a La Jornada que tras concursar en el Prix de Laussane, en Suiza, obtuvo una beca para estudiar en el Ballet de Hamburgo y después de dos años fue invitado a la compañía, donde bailó durante siete años y luego se fue a Japón, donde lleva otros siete años.
Explicó que una de las razones que lo llevaron a desarrollarse en el extranjero fue que en Europa el ballet es visto como una profesión. “Especialmente en Alemania, Francia y países nórdicos, los bailarines de una compañía pueden sobrevivir, pagar la renta, comer y ahorrar”.
Para Álvarez era muy importante crecer artísticamente y trabajar con coreógrafos como John Neumeier, director del Ballet de Hamburgo, aunque también ha interpretado obras de Jiří Kylián y Jerome Robbins, quien fue coreógrafo del New York City Ballet.
El bailarín, quien estuvo de visita en México con motivo de la edición 15 del concurso Nacional Infantil y Juvenil de Ballet realizado en el Palacio de Bellas Artes, también se dedica a la creación de coreografías y por ese motivo viajó a Japón, con el fin de integrarse al Ballet de Tokio, donde tiene más tiempo para la creación.
La bailarina Scarlett Güémez, quien desde hace un año se incorporó al Ballet de Filadelfia, estudió en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, después se fue a Cuba a la Academia Vicentina de la Torre y a su regresó a México ingresó en la Compañía Nacional de Danza (CND) como cuerpo de baile.
“Ser parte de la CND fue un sueño para mí, llegué a ser corifeo y estuve alrededor de siete años y medio. Fue increíble estar en la compañía, pero al final, como artista, tenemos ese gusanito de exigirte y aprender más, siempre con el deseo de regresar todo eso de nuevo a México.
“Esa necesidad que tiene mi alma de aprender cosas me llevó a ver hacia afuera, pues siempre es bueno salir de la burbuja. Actualmente soy bailarina del Filadelfia Ballet, en Pensilvania, y allá se manejan los tiempos por temporadas, empiezan a mediados de agosto y terminan a mediados de mayo. Llevo una temporada fuera y recientemente firmé mi contrato para una segunda que empezará el 28 de agosto.”
Güémez aseguró que en esta profesión lo más importante es enfocarse en las metas, porque de esa manera todo fluye mejor. Recomendó a los jóvenes aprovechar cualquier oportunidad que se les presente debido a que su carrera es muy corta.
Scarlett Güémez informó que junto con sus socios abrió el pasado 24 de julio un centro de danza en Puebla, en el que se impartirán cursos con intérpretes de diversas compañías.