Cuatro horas es el tiempo, la ventana de oportunidad para que una persona con un evento vascular cerebral (EVC), también conocido como infarto cerebral, tenga la posibilidad de sobrevivir o tener las menos secuelas físicas posibles. A un año de la operación del programa Código Cerebro en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) han llegado más de 3 mil 500 enfermos, pero sólo 616 recibieron el tratamiento para desbloquear las arterias.
El resto de los pacientes se atendió cuatro horas después de que comenzaron los síntomas, por lo que no funcionaron las terapias y lo único que queda es tratar de minimizar el daño neurológico y salvar la vida de los afectados, señalaron especialistas.
El desafío es inmenso, advirtió Liliana Romero Ocampo, responsable de Código Cerebro en el Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza, pionero en la puesta en marcha de la estrategia. Explicó que en 40 por ciento de los pacientes, las medicinas no funcionan, principalmente por la forma que tiene el coágulo.
El EVC es la tercera causa de muerte en el mundo y sexta en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aunque el problema está subdiagnosticado, comentó la especialista durante una sesión organizada por la Academia Nacional de Medicina (ANM).
Ahí, el académico Antonio González, del Hospital General de México, advirtió que el programa Código Cerebro sólo se aplica en el Seguro Social, cuando el EVC es una enfermedad frecuente en los servicios hospitalarios de urgencia.
El presidente de la ANM, Germán Fajardo, destacó que para echar a andar un programa como el mencionado, se requiere de liderazgos como el que tiene Guillermo Careaga, director del Hospital General La Raza, quien ha dispuesto de todo lo necesario, desde la capacitación de los trabajadores, incluidos los de vigilancia y de intendencia, para asegurar su efectividad.
A partir de del 29 de julio de 2022, cuando se puso en marcha el programa, en La Raza se han recibido a más de 500 personas con EVC. La doctora Romero mencionó que en 2019 empezaron los preparativos con la capacitación de médicos, autorizada por Careaga.
Comentó que las terapias de fibrinolisis para deshacer los coágulos se aplican en el mundo desde los años 90. El reto es que los pacientes lleguen a tiempo y que el personal de salud conozca los tratamientos disponibles.
De ahí la importancia de contar con la colaboración de todos, desde la entrada del hospital, para agilizar el acceso de los enfermos y cumplir con el objetivo de que en menos de una hora se realice la evaluación, el estudio de tomografía, la interpretación y, de ser el caso, comience el tratamiento médico.
La especialista resaltó que otra parte tiene que ver con la identificación de los síntomas del EVC que deben ser identificados por el afectado, sus familiares y los médicos de primer contacto. Algunas de las manifestaciones son la desorientación, dificultad para hablar, pérdida de fuerza y movilidad, parálisis facial y de extremidades.