Río De Janeiro., A más de cinco años del asesinato de Marielle Franco, concejal de la ciudad de Río de Janeiro, uno de los sospechosos confesó su participación y ayer fue detenido un tercer cómplice, pero la investigación debe aún descubrir a los autores intelectuales de ese crimen que generó indignación en Brasil y el extranjero.
El ministro de Justicia, Flavio Dino, afirmó que la confesión de Elcio Queiroz, un ex policía militarizado acusado de haber conducido el vehículo que llevaba al atacante, era de “enorme importancia” y permitía avanzar las pesquisas a otro “nivel”.
Franco y su chofer Anderson Gomes fueron acribillados el 14 de marzo de 2018 en una calle del centro de Rio, en el sureste de Brasil. La concejal, una mujer afrodescendiente de 38 años, regresaba a su casa tras participar en un debate con jóvenes, cuando su auto fue baleado.
Los investigadores sostienen que los tiros provinieron de otro vehículo. Ella recibió al menos cuatro disparos en la cabeza y el conductor tres en la espalda, según un reporte policial.
Un sospechoso confiesa su participación
Dos sospechosos fueron arrestados un año después del crimen, ambos ex integrantes de la policía militar: Ronnie Lessa, de 48 años, quien se presume disparó el arma, y Elcio Queiroz, de 46 años, sindicado como conductor del auto.
Flavio Dino aseguró ayer que Elcio Queiroz había negociado con las autoridades una “delación premiada”, cuyos detalles se mantienen en secreto. Según el ministro, en su confesión confirmó “su propia participación y la de Ronnie Lessa” en el ataque.
La delación de Queiroz llevó además a la policía federal a detener ayer en Río de Janeiro a otro sospechoso, el ex bombero Maxwell Simoes Correa.
Según los investigadores de la fuerza, Correa “tuvo un papel importante antes y después del crimen”, especialmente en “la vigilancia” de los movimientos de Franco. La concejal era seguida desde agosto de 2017, es decir ocho meses antes de ser baleada.
El ex bombero ya había sido detenido por este caso en 2020, luego de ser señalado como dueño de un auto usado para esconder las armas usadas en el crimen. Estaba en libertad condicional.
Ronnie Lessa vivía en el mismo conjunto residencial que el ex presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro (2019-2022), que entonces era diputado. El ex mandatario ha negado cualquier vínculo con el asunto y la investigación nunca lo ha implicado.
Lessa y Queiroz también tendrían vínculos con las milicias paramilitares que aterrorizan a varias barriadas pobres.
Esas milicias, que tienen en sus filas a ex policías, surgieron en Río hace unas dos décadas. Creadas supuestamente para librar a las favelas del yugo de los narcotraficantes, terminaron convirtiéndose en mafias que exigen costosos tributos a cambio de “protección”.