Xalapa, Ver., La Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa (GACX) aloja la exposición Cemento, de Manuel de Jesús Velázquez Torres.
El artista, originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; egresado en estudios de arte de la Universidad Iberoamericana, y candidato a maestro en artes visuales por la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó a este diario que trabajó dos años en esta colección, la cual fue diseñada ex profeso para este espacio de exhibición.
Mientras trabajaba en las piezas de la muestra, el escultor refiere que pensaba en la frase “un ladrillo quiere ser arquitectura. A partir de este principio todos podemos ser lo que queramos; eso no está visible en la obra, pero sí implícito. De alguna manera, la obra llama a la reflexión, a la crítica, a un ambiente de tranquilidad, en el que las piezas se manifiestan de manera sintética y sencilla”.
En una visita guiada por el autor para La Jornada, explicó que las 13 piezas modulares que conforman la colección buscan dialogar con la propia arquitectura de la galería, una tradicional casona de Xalapa, donde pueden verse tejados, viguería y habitaciones corridas con cielo raso.
Piezas para disfrutar el recorrido
La pieza que recibe al visitante se titula Arquitectura; está formada por bloques pegados a la pared, de arriba hacia abajo, los cuales simulan escuadras, con un costado en forma de escalera. Luego sigue una columna suspendida del techo que hace juego con un pilar que divide la entrada de la GACX; luego, un bloque de cuatro piezas lisas de cemento de color irregular, que aluden el revocado en las paredes.
“Cada obra busca dialogar con el espacio, no agredirlo, ni que la obra sobresalga de manera contundente, sino más bien que se integre al espacio, y que el espectador, al hacer el recorrido, disfrute los espacios vacíos, aprecie la obra sintética y tenga una vivencia corporal”, ya que se tiene que parar, agachar o caminar.
A Velázquez Torres le gusta caminar dos horas diarias por las calles de la capital del estado, por lo que en la segunda sala de la exposición quiso que esa experiencia quedara plasmada.
“Xalapa es una ciudad siempre en construcción, donde hay banquetas y edificaciones antiguas en reparación y, por tanto, conserva una memoria, una identidad. En esta sala me interesaba sacar los bloques de concreto o de barro de algunas construcciones y traerlos a la galería.”
En esta área, además de las piezas expuestas en la pared hay bloques acomodados en el piso, que hacen que el espectador tenga que moverse como si estuviera en un laberinto. “El visitante tiene que andar entre las piezas e ir sorteando estos grandes bloques, lo cual también evoca la arquitectura de esta ciudad, donde los habitantes tienen que callejonear”.
Plasmar experiencias en cada pieza
El escultor, quien se ha dedicado a la investigación sobre arte contemporáneo, economía de la cultura y políticas culturales, recordó que cuando llegó a Xalapa se perdía: “Entraba por una calle, creía que iba a salir por otra, y en realidad salía en una dirección muy distinta; esa es la vivencia que quiero rescatar con este bloque de piezas”.
En otro espacio, el autor integró una reflexión sobre la pintura, “y sobre esta idea de que la pintura es bidimensional; es decir, que está puesta en el muro. Entonces, buscó una pintura que se expandiera en el espacio, que invadiera el cuerpo del espectador y que al estar en el piso evocara tridimensionalidad”.
En la tercera sala, el autor apostó por piezas de menor tamaño, empotradas en la pared con la finalidad de “invitar a la intimidad, a un estado de reflexión, de mayor tranquilidad, sin perder la idea de los tridimensional”.
La muestra, que permanecerá tres meses en la GACX, concluye con un conjunto de vigas o bloques de cemento suspendidos que de nuevo remiten a la arquitectura y los trabajos de construcción.
“Es una propuesta diferente, no es una obra fácil de asimilar, requiere cierto estado anímico de contemplación, pero creo que es importante que en este mundo en que vivimos, con gran saturación de imágenes y mucha prisa”, haya una propuesta que invite “al silencio, a la tranquilidad, al orden”, concluyó Velázquez Torres.