Amables compañeros nos comparten algunos datos y algunas relaciones interesantes sobre el significado global del volumen de la deuda estadunidense, hoy próxima ya a los 100,000 miles de millones de dólares. Nos recuerdan que ese volumen equivale a casi cuatro veces su producto, pero también equivale –curiosamente– al producto mundial.
Sí, nuestros vecinos deben todo lo que “vale” el producto mundial, cerca de 103,000 miles de millones de dólares con los tipos de cambio de mercado. A este respecto sería interesante comentar en otro momento las características del producto de cada país y, evidentemente, del producto mundial con las paridades adquisitivas que consideran –vale la pena recordarlo– los diferenciales de precio de canastas de consumo equivalentes en los diversos países.
Asimismo, nuestros compañeros de marras recomiendan citar las características de las relaciones del endeudamiento de otros países, entre ellos algunos con condiciones más delicadas que nuestros vecinos. Por ejemplo, subrayan la relación del endeudamiento global en Japón con su producto anual, actualmente de casi cinco veces.
Sí, los brillantes japoneses deben cinco veces su producto. ¿De qué montos hablamos? Consultando las bases de datos sobre deuda tanto del Fondo Monetario Internacional como de la Reserva Federal estadunidense, de casi 4,300 millones de dólares para el producto de este año, lo que significa un endeudamiento nipón del orden de 21,500 miles de millones de dólares.
Otros casos más en los que nos subrayan datos “delicados” de la relación deuda con el producto, son los de Bélgica, Canadá, Francia y Portugal. En todos estos casos el endeudamiento es de alrededor de cuatro veces su producto. Además, comentan que los países nórdicos –notables en muchos ámbitos de su vida económica y social– también deben un volumen importante de su producto. Del orden de tres veces en los casos de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.
Ahora bien, si revisamos un poco más los diversos casos, es preciso reconocer que en prácticamente todo el mundo, las relaciones de la deuda con el producto “se dispararon” en los últimos años. Justamente en los años que los beneficios de las FIRE (Financial, Insurance and Real Estates) se incrementaron sustantivamente. Lo hemos comentado en el caso de Estados Unidos, donde a partir de 1982 las ganancias de las corporaciones financieras experimentaron lo que podríamos llamar un “cambio de tendencia”, al menos hasta 1996 y 1997, pero luego tuvieron un segundo cambio drástico de comportamiento, de tendencia.
Sí, estas ganancias financieras –por lo demás sustancialmente rentistas y especulativas– se elevaron aceleradamente –más de dos veces y media en términos de dólares contantes– entre 2000 y 2006 y aunque se derrumbaron momentáneamente en 2008, se recuperaron también drásticamente a finales de 2009.
Además –y no obstante que han oscilado desde 2010–, su comportamiento tendencial es ascendente. ¡Impresionante y dramático! El país entero –el mundo entero, en realidad– se endeuda, aunque más bien, en el caso estadunidense, es el gobierno federal el que se endeudó severamente. Y sirve su deuda con recursos de los contribuyentes, pero las corporaciones financieras privadas continúan con sus beneficios en ascenso.
Lo más dramático es que, correlativamente, las condiciones de trabajo y salario se hacen cada vez más precarias, en un contexto de estancamiento relativo de la tasa global de rentabilidad y todo esto con efectos dramáticos para nuestro país, donde el debate social y político se limita a asuntos pueriles, cuando hay tendencias y contratendencias delicadas que deberemos afrontar en los próximos años. Muy delicadas. Una de ellas el endeudamiento y sus efectos. Lo veremos. De veras.
NB Traigo en el corazón la ausencia de Adolfo Gilly. Un día de estos lo comentaré. Vaya un abrazo enorme a los suyos.