Ciudad de México. Un grupo de alrededor de 20 personas arrojó, por segunda ocasión en una semana, los muebles de la familia Barajas Guarneros al paso de los vehículos que circulaban en Fray Servando Teresa de Mier, colonia Tránsito.

El temor a sufrir una agresión provocó que don Guillermo, su esposa Laura y sus dos hijos se replegaran, porque el “único policía que mandaron para cuidarnos no podía con todas esas personas”.

A 11 dias de haber sido despojados de su hogar, ubicado en dicha vialidad, que habitaban desde hace 50 años, “las intimidaciones continúan, pero aquí nos vamos a quedar hasta que las autoridades hagan su tarea y nos regresen nuestra casa”.

Guillermo Barajas, hijo, comentó que alrededor de las 21:30 horas, cuando llegaba de trabajar, un grupo de alrededor de 20 personas “arremetieron contra los pocos muebles que tenemos y empezaron a arrojarlos al paso de los carros, sin que pudiéramos evitarlo”.

El policía de la unidad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana Asturias con número MX446D1 “no pudo hacer nada, solicitamos apoyo y nadie llegó. Los hombres hicieron los que quisieron; mientras, nosotros nos quedamos con más miedo”, señaló.

El Gobierno de la Ciudad de México, comentó, “nos dijo que nos iba apoyar y envío una patrulla con un solo hombre, para salvaguardar nuestra integridad,lo cual vimos hoy es insuficiente y a pesar de que actuaron en flagrancia, no hay ningún detenido”.

Ante ello, llamó a la Jefatura de Gobierno a intervenir y se atiendan las denuncias que presentaron desde el pasado 12 de julio, por despojo y robo, a la que se sumó otra por fraude procesal, pues cuentan con un amparo y la notificación de desalojo es contra una inmobiliaria y con una dirección diferente.

Confío en que, “la gente de la Fiscalía acelere las carpetas de investigación y la de la Secretaría de Seguridad nos envié más policías, porque está en riesgo la vida de mis padres, que son adultos mayores, la de mi hermano y la mía, solo por exigir justicia”.

Pese al temor de sufrir una nueva agresión, afirmó que “no nos moveremos de aquí”, por lo que seguirán durmiendo en un auto compacto estacionado frente a su domicilio y cuidando sus pertenencias, las cuales se encuentran apiladas y cubiertas con hules para que “no se echen a perder por las lluvias”.