Bagdad. Miles de personas se manifestaron ayer en Irak, Irán y Líbano para denunciar la profanación del Corán en Suecia, que provocó antier el incendio de la embajada del país escandinavo en Bagdad y una grave crisis diplomática.
Convocadas por el influyente líder religioso iraquí Moqtada Sadr, cientos protestaron en Bagdad tras la oración del viernes.
Los manifestantes quemaron banderas arcoíris, gesto que Sadr interpretó como una forma de irritar a los occidentales y de denunciar “el doble rasero” consistente en defender a la comunidad LGBT+ y al mismo tiempo autorizar, como fue el caso en Suecia, el sacrilegio del Corán.
El ministerio sueco de Exteriores anunció al mismo tiempo haber repatriado temporalmente a Estocolmo al personal de su delegación en Bagdad por razo-nes de seguridad, luego del incendio de su sede diplomática y que el gobierno iraquí expulsó a la embajadora del país escandinavo.
Estocolmo fue escenario de dos profanaciones recientes del Corán, la primera a fines de junio y la más reciente este jueves, ambas protagonizadas por Salwan Momika, un refugiado iraquí de 37 años, quien el jueves pasado pisoteó y rompió un ejemplar del libro sagrado para los musulmanes, aunque sin prenderle fuego, como había anunciado.
La policía sueca autorizó el acto en nombre de la libertad de reunión, aunque recalcó que eso no significaba que aprobara los actos de Momika.
En Teherán, cientos de manifestantes salieron a las calles con banderas iraníes y ejemplares del Corán, y gritaron “Abajo Estados Unidos, el Reino Unido, Israel y Suecia”. Algunos incendiaron también banderas suecas.
También se produjeron protestas en Líbano, donde cientos de personas se congregaron frente a varias mezquitas en un suburbio al sur de Beirut, bastión del Hezbolá, el grupo político armado chiíta.
Arabia Saudita e Irán convocaron además a los representantes de las misiones diplomáticas de Suecia en Riad y Teherán para denunciar que las autoridades suecas autorizaron los actos de profanación del texto sagrado.