Bogotá. El presidente Gustavo Petro instaló ayer un nuevo periodo de sesiones del Congreso con un llamado a los legisladores para que contribuyan a sacar adelante sus programas de justicia ambiental y social.
Petro alertó ante los parlamentarios sobre las graves amenazas ambientales que vive hoy la humanidad y recordó que su programa Colombia Potencia de la Vida, no es un eslogan de campaña, sino un concepto sobre el desarrollo económico en armonía con la naturaleza.
De acuerdo con analistas locales, el segundo periodo legislativo que se inició ayer pondrá a prueba la capacidad del Ejecutivo federal para sacar adelante las principales reformas sociales que propuso durante su campaña electoral.
Aunque el año pasado logró la aprobación de una reforma tributaria que le garantizará recusos importantes para ejecutar su plan nacional de desarrollo, Petro recibió duras derrotas en la anterior legislatura, durante la cual se hundieron varias de sus propuestas bandera.
Luis Fernando Velasco, ministro del Interior, anunció que el Ejecutivo insistirá en el trámite de una profunda reforma a la salud que dé acceso a servicios básicos a millones de colombianos de la periferia, históricamente excluidos de este derecho.
La oposición y los gremios patronales argumentaron que la iniciativa pretendía devolver al Estado un papel protagónico en la prestación del servicio de salud, abriendo –según ellos– las compuertas de la corrupción. Este debate no sólo provocó el derrumbe temprano de una endeble coalición de partidos que apoyaba a Petro, sino que llevó a la renuncia de la ministra del ramo, Carolina Corcho. En el actual periodo de sesiones parlamentarias, esta iniciativa seguirá trámite en la plenaria de la Cámara de Representantes, mientras en el Senado continuará su curso el debate sobre otra de las reformas que el presidente Petro considera indispensable: la pensional.
La poderosa Asociación Nacional de Industriales (ANDI), así como gremios de comerciantes y banqueros, se oponen radicalmente a esta reforma laboral que busca, entre otras cosas, garantizar estabilidad en los puestos de trabajo y el pago de horas extras. A las anteriores iniciativas se sumará una ambiciosa reforma a la educación superior, que pretende ampliar el acceso de miles de jóvenes.
Fue en apoyo a este paquete reformista que sindicatos, centrales obreras, movimientos sociales y la coalición de partidos que apoya a Petro se manifestaron ayer en las principales ciudades del país, convirtiendo de nuevo a las calles en el escenario del pulso que libran seguidores y opositores de Petro.
Esta constante medición de fuerzas tuvo un inquietante capítulo el pasado miércoles cuando miles de reservistas de las fuerzas militares y de policía llenaron la Plaza de Bolívar de esta capital, luego de recorrer las calles céntricas de Bogotá en actitud agresiva y hostil, calificando al gobierno de comunista y cómplice de Rusia, Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Los reservistas se negaron a participar hoy en los desfiles militares conmemorativos del día de la independencia nacional que tuvieron lugar en varias ciudades del país, entre ellas San Andrés, la capital del archipiélago del mismo nombre, donde estuvo el mandatario Petro.
Desde la isla, protagonista de una larga disputa territorial entre Colombia y Nicaragua, Petro anunció este jueves que buscará un diálogo directo con su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, para llegar a acuerdos que permitan el libre ejercicio de la pesca artesanal a miles de sanandresinos que viven de esta actividad y que se han visto afectados por los litigios binacionales.
A escasas dos semanas de cumplir su primer año de gobierno, el primer jefe de Estado de izquierda que ha tenido Colombia enfrenta desde hoy un nuevo reto para conseguir que el Poder Legislativo le permita sacar adelante sus propuestas reformistas, pero sin descartar –como él mismo lo ha dicho– que si ello no es posible, sea el pueblo movilizado quien lo acompañe en este empeño.