Especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) alertan sobre los cambios en los patrones de alimentación en la población mexicana, pues mientras a principios del siglo XX, la desnutrición crónica severa y el consumo de dietas poco variadas era uno de los principales problemas, en la actualidad se enfrentan “altas prevalencias de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta”.
El informe Situación nutricional de la población en México durante los últimos 120 años, elaborado por los especialistas Juan Ángel Rivera Dommarco, Tania Sánchez Pimienta y Armando García Guerra, entre otros, señala que entre 60 y 80 por ciento de la población consume poca fibra; entre 70 y 90 por ciento ingiere azúcares añadidos por arriba de la recomendación, y de 60 a 90 por ciento se alimenta con exceso de grasas saturadas.
En los pasados 120 años, destaca el reporte, el país “ha experimentado una transición epidemiológica caracterizada por cambios en la alimentación, estado de nutrición y morbimortalidad”, la cual se agudiza desde los años 70, y se profundiza en la siguiente década, cuando la población accede a un mayor número de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
“En México, a mediados del siglo XX existía una tradición alimentaria que permitía, excepto a la población muy pobre, una alimentación equilibrada, variada y saludable. Esta tradición perduró hasta los 70, cuando la prevalencia de obesidad era todavía baja, y cuando se inició la epidemia de rápido crecimiento de exceso de peso que aparece en edades cada vez más tempranas”, subraya el informe.
Esta epidemia, agregan los especialistas, trajo consigo “una transformación cultural profunda; nos llevó a abandonar costumbres, a cambiar valores y a adoptar nuevos patrones que distorsionaron la forma en que comían los mexicanos, en especial los grupos sociales que no vivían en condiciones de pobreza”.
El proceso de urbanización, las “fuertes presiones mercadológicas y el consumismo característico del sistema actual, así como la pérdida de la cultura alimentaria protectora desarrollada durante milenios”, provocaron esos cambios.
El consumo de productos ultraprocesados, que en México representa 30 por ciento de la fuente de energía de la población, se eleva a 38.6 por ciento en prescolares, mientras en escolares y adolescentes es de 35 por ciento.