Ciudad de México
sábado 22 de julio de 2023
17°C - lluvia ligera
Ciudad de México, CDMX
17°C - lluvia ligera
Anuncio
Anuncio

Política

2023-07-19 06:00

Gilly y los orígenes del trotskismo argentino

Periódico La Jornada
miércoles 19 de julio de 2023 , p. 19

Uno. Hubo tres Adolfo Gilly (1928-2023): el argentino, el latinoamericano y el mexicano, quien en el penal de Lecumberri entendió que Villa, Zapata y Cárdenas guardaban credenciales similares a las de Lenin, Stalin y Trotsky para interpelar la realidad nacional. ¿Pero quién era Gilly antes de llegar por primera vez a México, en 1964?

Dos. En una exhaustiva investigación de 480 páginas, el politólogo argentino-brasileño Osvaldo Coggiola sostiene que los primeros trotskistas argentinos aparecieron hacia finales del decenio de 1920. Casi todos eran anarcosindicalistas y comunistas que seguían con atención las tribulaciones de la “oposición de izquierda” en la Rusia soviética y el avance del nazifascismo en Alemania.

Tres. Entre ellos, la olvidada Angélica Mendoza (1889-1960), compañera sentimental de Rodolfo Ghioldi, fundador del Partido Comunista (PCA, 1920). Expulsada de sus filas, Angélica editó el primer periódico trotskista ( La Chispa, 1925-26), y fue calumniada por el PCA (“aventurera trotskisante de vida turbia que vino al partido a través de una huelga de maestros en Mendoza, y chillaba hasta desgañitarse ‘estos son tiempos de revolución y no de reformas’”).

Cuatro. Junto con Angélica, militantes, como Mateo Fossa (1896-1973), quien se carteaba con el cubano Julio Antonio Mella y se entrevistó tres veces con Trotsky en Coyoacán (1938); Antonio Gallo (1913-90), difusor de las ideas del peruano José Carlos Mariátegui, y Héctor Raurich (1903-69), amigo del sindicalista catalán Andeu Nin, fundador del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Y en 1936, cuando Franklin D. Roosevelt apareció en Buenos Aires predicando la política de “buena vecindad”, el hijo rebelde del general y dictador argentino Agustín P. Justo, Liborio (1902-2003), gritó en sus narices: “¡Abajo el imperialismo yanqui!”

Cinco. Los infames juicios de Moscú (1936-38), y el asesinato de Trotski (1940), agitaron las aguas de las izquierdas argentinas, con batallas que giraban en torno al contenido de los poemas Oda a Trotsky, del insigne historiador y poeta Luis Franco (1898-1988), y Muerte de un traidor, del no menos insigne poeta Raúl González Tuñón (1905-74).

Seis. El golpe militar nacionalista de junio de 1943 y el triunfo democrático de Juan D. Perón, en febrero de 1946, cortaron transversalmente a las minoritarias, combativas, eruditas y cosmopolitas izquierdas argentinas. Fenómeno similar, en suma, al de la revolución boliviana (1952), la cubana (1959) y la venezolana de inicios del siglo.

Siete. Coggiola ubica a Gilly en la generación de trotskistas que surgen en la década peronista (1945-55) y el debilitamiento que en 1953-54 sufre la primera de las incontables divisiones de la cuarta internacional creada por Trotsky en 1938.

Ocho. Guillermo Almeyra (1928-2019), su amigo y correligionario, recuerda al Gilly adolescente. “Adolfo era delgado y pálido y reforzaba su aspecto de poeta bohemio con un moño a título de corbata y se había hecho célebre porque en su palco frente a la Casa del Pueblo, sede central del partido (socialista), había defendido a la Unión Soviética (URSS) y atacado al imperialismo estadunidense, en pleno nacimiento de la guerra fría y en plena alianza de los socialistas con la embajada estadunidense” ( Militante crítico , pp. 62 y 63, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires, 2013).

Nueve. Sin embargo, a diferencia de Almeyra, y quizá por razones inherentes a su personalidad, Gilly no dejó nada escrito acerca de su tránsito en la increíble secta que dio en llamarse Cuarta Internacional “troskista/posadista”. De la que ambos, con dolorosa y extensa autocrítica, renegaron a mediados del decenio de 1970.

Diez. Gilly perteneció a la generación de jóvenes idealistas que concibieron futuros imaginables. Cosa que a partir del decenio de 1980, los aprendices de brujo de la historia a modo vienen tergiversando con deliberada impunidad y descaro.

Once. Durante decenios, izquierdas y derechas subestimaron el rol nacional y popular de la revolución mexicana, reduciéndola a meramente “nacionalista”, “burguesa”, “caudillista”. Y esto, a mi juicio, es lo que Gilly enmendó con su libro La revolución interrumpida (1972), sin incursionar en los resbaladizos y azotados caminos del “internacionalismo ­proletario”.

(Datos del Diccionario biográfico de la izquierda argentina; de los anarquistas a la “nueva izquierda” 1870-1976 , dirigido por Horacio Tarcus, Emecé, Buenos Aires, 2007.)

Anuncio
Anuncio
Anuncio
La Jornada
La Jornada
sábado 22 de julio de 2023
Ciudad de México
sábado 22 de julio de 2023
17°C - lluvia ligera
Ciudad de México, CDMX
17°C - lluvia ligera
Anuncio