París y Madrid. Científicos canadienses y chinos identificaron un fósil inusual de hace unos 125 millones de años que muestra cuando un mamífero carnívoro, parecido a un tejón, atacó a un dinosaurio herbívoro más grande, según publican en la revista Scientific Reports. En opinión de los expertos, se trata de un hallazgo excepcional.
La pareja fue sepultada por cenizas volcánicas, en lo que ahora es la provincia china de Liaoning. Ese lugar es un rico yacimiento de restos paleontológicos.
El fósil de ambos esqueletos fue hallado en 2012, pero fue identificado recientemente, explicó Jordan Mallon, paleontólogo del Museo Canadiense de la Naturaleza.
“Los dos animales están enzarzados en un combate mortal, íntimamente entrelazados, y es una de las primeras pruebas que demuestran el comportamiento depredador real de un mamífero sobre un dinosaurio”, agregó.
La presencia del fósil pone en entredicho la opinión de que los dinosaurios apenas se vieron amenazados por sus contemporáneos mamíferos durante el Cretácico, cuando eran los animales dominantes. El raro fósil se encuentra en las colecciones del Museo Escolar Weihai Ziguang Shi Yan, en la provincia china de Shandong.
Se trata de un Repenomamus robustus del tamaño de un tejón, encima de un Psittacosaurus lujiatunensis, dinosaurio que medía 120 centímetros de altura y tenía el pico parecido al de un loro.
El mamífero era uno de los más grandes de su tiempo, pero apenas representaba un tercio del peso del dinosaurio.
Los Psittacosaurus herbívoros se cuentan entre los primeros dinosaurios con cuernos conocidos y vivieron en Asia durante el Cretácico Superior, hace entre 125 y 105 millones de años.
El Repenomamus robustus, aunque no es grande en comparación con los dinosaurios, fue uno de los mamíferos de mayor tamaño del Cretácico, en una época en la que este grupo de vertebrados aún no dominaba la Tierra.
Antes de este descubrimiento, los paleontólogos sabían que ese animal se alimentaba de dinosaurios, entre ellos el Psittacosaurus, gracias a los huesos fosilizados de crías del herbívoro hallados en el estómago del mamífero.
“La coexistencia de estos dos animales no es nueva, aunque para la ciencia sí lo es gracias al comportamiento depredador que muestra el asombroso fósil”, destacó Mallon.
Ambos esqueletos están casi completos. Su integridad se debe a que proceden de los yacimientos de Liujitun, apodados “la Pompeya de los dinosaurios de China”.
El nombre hace referencia a los numerosos fósiles de dinosaurios, pequeños mamíferos, lagartos y anfibios de la zona, animales que quedaron sepultados de manera repentina en masa por aludes de lodo y escombros tras una o varias erupciones volcánicas. La existencia de material volcánico en la matriz rocosa del fósil del estudio fue confirmada tras los análisis realizados por Aaron Lussier, mineralogista del Museo Canadiense de la Naturaleza.
El fósil de Psittacosaurus-Repenomamus estaba al cuidado del coautor del estudio, Gang Han, en China, quien lo puso en conocimiento del paleobiólogo Xiao-Chun Wu, del Museo Canadiense de la Naturaleza. Wu trabaja desde hace décadas con investigadores chinos y supo que era especial en cuanto lo vio.
Un examen detallado muestra que el Psittacosaurus está tumbado boca abajo, con las extremidades posteriores plegadas a ambos lados del cuerpo. El del Repenomamus se enrolla hacia la derecha y se sienta encima de su presa, con el mamífero agarrando la mandíbula del dinosaurio más grande.
También muerde algunas costillas y la pata trasera se agarra a la del dinosaurio. “El peso de las pruebas sugiere que se estaba produciendo un ataque activo”, afirmó Mallon.
Este último, Wu y sus colegas descartaron la posibilidad de que el mamífero estuviera carroñeando un dinosaurio muerto. Por ejemplo, los huesos del dinosaurio no tienen marcas de dientes, lo que indica que más bien era depredado.
Es poco probable que los dos animales se hubieran enredado tanto si el dinosaurio hubiera muerto antes de que el mamífero se le echara encima. La posición del Repenomamus abore el Psittacosaurus señala que también era el agresor.
En el mundo moderno se conocen analogías de animales más pequeños que atacan a presas más grandes. Mallon y Wu precisaron que se sabe que algunos glotones solitarios cazan animales más grandes, incluidos caribúes y ovejas domésticas. En la sabana africana, perros salvajes, chacales y hienas atacan a presas aún vivas, que se desploman, a menudo en estado de shock.
“Este podría ser el caso de lo que se representa en el fósil, en el que el Repenomamus se comió al Psittacosaurus cuando aún estaba vivo, antes de que ambos murieran en el tumultuoso choque”, añadió Mallon.
El equipo de investigadores especula en su artículo con que los depósitos de origen volcánico de los yacimientos fósiles de Lujiatun, seguirán aportando pruebas de interacciones entre especies, desconocidas.
El dinosaurio tampoco tiene marcas de mordeduras, que los mamíferos a menudo dejan en los cuerpos de presas ya muertas.
No es posible saber a partir del fósil si Repenomamus cazaba solo o en manada, sostiene el experto.