Ciudad de México. Modificar la arquitectura financiera internacional no es suficiente, es un objetivo corto frente a la necesidad de cambiar el orden financiero –la forma en que operan los bancos– y promover un acceso más equitativo de los países a recursos para el desarrollo, enfatiza el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio González.
Explica que no deja de ser plausible el acento puesto por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en las reformas a los organismos financieros internacionales, que son la primera línea de crédito para países de ingreso medio y bajo. “El reto es que las instituciones cambien”, declara el funcionario en entrevista con La Jornada.
“Hay mucha resistencia al cambio. A veces sólo modifican la misión, pero siguen operando igual”, reconoce. La transformación de los organismos financieros pasa por incorporar en sus gobiernos corporativos objetivos de cambio climático y, sobre todo, de sostenibilidad. “Es importante que sea sostenibilidad, porque el cambio climático no es el único problema”.
La semana pasada la ONU reportó que la deuda pública mundial alcanzó 92 billones de dólares, obligaciones “insostenibles” que están concentradas en países pobres donde el gasto para el pago de intereses es más alto que el destinado a salud y educación; “más que un riesgo sistémico, es un fracaso sistémico” que 3 mil 300 millones de personas vivan en naciones con esta condición, enfatizó el secretario general de la organización, Antonio Guterres.
La necesidad de modificar la arquitectura financiera internacional –instituciones y normativas que rigen las relaciones monetarias y financieras– no es novedad en el discurso de la ONU, incluso los organismos pilares están avanzando en modificar sus objetivos. Yorio González, quien ha estado en el equipo hacendario a lo largo de toda esta administración, destaca la urgencia de se vaya más allá ante las necesidades que impondrá el cambio climático.
El subsecretario ha tomado como causa la promoción de deuda vinculada a organismos de desarrollo sostenible, la Taxonomía Sostenible realizada por el equipo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que se ha vuelto un bien público global. “Queremos abaratar el costo para que cualquier empresa o individuo que quiera financiar un proyecto que contribuye a combatir el cambio climático, encuentre una fuente de financiamiento que sea barato”.
Actualmente el Banco Mundial tiene un mandato dual: acabar con la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida. Está en vías de definir un tercer objetivo que pone al centro el cambio climático, el cual será propuesto para ser votado en las reuniones de octubre. “México va a dar el respaldo”, adelanta Yorio. En el BID también se ve trabajo en ese sentido, lo mismo que en el Banco de Desarrollo de América Latina.
Yorio González refiere que el concepto de arquitectura financiera internacional llega a limitarse a los organismos financieros internacionales y la forma en que prestan a través de la segmentación de los países con base en el ingreso. El cambio climático “es un mal global” y supondría que el financiamiento debe ser accesible por igual para todos los países. Eso no ocurre en la actualidad, sostiene.
Los activos financieros suman 500 billones de dólares y la brecha de financiamiento anual para cerrar cambio climático se encuentra entre 4 y 5 trillones de dólares anuales. “Aunque todos los bancos dedicaran todos sus activos a prestar a cambio climático, se quedan súper cortos”. El recurso es limitado y tiene una mayor carga para países de ingreso medio como México, cuya prima de riesgo frente a Estados Unidos –el sobreprecio que paga por financiarse en los mercados– es la más alta en un comparativo de países de ingreso medio y alto.
Ante el debate, el subsecretario resuelve: “Sí, cambiar la arquitectura financiera, pero también llegar a un acuerdo en el orden financiero que permita a los países que tienen acceso al mercado tener financiamiento barato. Eso no es fácil”.