Ciudad de México. El paquete económico del próximo año conlleva el imperativo de que la deuda no rebase 50 por ciento del producto interno bruto (PIB), anclaje sobre el que desarrollará el último marco macroeconómico de la actual administración. “Tenemos la seguridad de que las finanzas públicas se van a entregar en orden en 2024, sin ningún desbalance”, expone Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda.
La siguiente administración decidirá si realiza alguna reforma a la estructura de impuestos, pero “antes de moverla, hay espacio para continuar la lucha contra la evasión”, dice en entrevista con La Jornada. “México sigue siendo uno de los países con altas tasas impositivas y también tiene muy baja recaudación. Esto significa que tenemos mucha evasión”, enfatiza en una conversación realizada el jueves pasado.
Con tasas de impuestos a la par del promedio de la OCDE –donde los ingresos median 34.1 por ciento del PIB–, México es el país que menos recauda –16.7 por ciento de su actividad–; “con eso, no hay necesidad de correr un modelo econométrico, la oportunidad de recaudación por la evasión en México es grandísima”, manifiesta el funcionario.
El actual gobierno ha hecho del combate a la evasión su principal argumento para evitar una reforma fiscal; en esa trinchera “no hemos acabado (…) hay mucha actividad en México que no es gravada”, dice el subsecretario. Como ejemplo el comercio digital, en el que las autoridades han hallado productos a los que se pone un precio más bajo para reducir las cuotas de importación; o el contrabando técnico en el mercado de combustibles, donde se hacen pasar gasolinas por otros aceites que no pagan impuestos especiales.
Esa brecha entre lo que ingresa el país frente al promedio de la OCDE evidencia que el margen de recaudación equivale a una sexta parte de la economía mexicana. “Subir impuestos implicaría subir la carga tributaria sobre los contribuyentes que siempre han pagado”, refiere Yorio González.
Peso fuerte acota a Pemex
Sobre Petróleos Mexicanos (Pemex), el subsecretario ostenta que el “logro” de esta administración será haber estabilizado la plataforma de producción y la deuda de la compañía. La apreciación del tipo de cambio ha reducido el margen de maniobra en la petrolera que en mayo vio rebasados sus ingresos en 17 mil 900 millones de pesos, mientras sus obligaciones pasaron de 105 mil 792 millones de dólares al cierre de 2018 a 107 mil 387 millones al primer trimestre de 2023.
Al inicio del sexenio, evoca Yorio, la petrolera “estaba en una situación muy compleja”; la producción “venía cayendo de manera sostenida”, debido a que con la reforma energética se suspendió la inversión pública en Pemex. Actualmente la plataforma se encuentra entre 1.8 y 1.9 millones de barriles por día, “si hubiera seguido esta tendencia estaríamos alrededor de un millón”. Además de aportaciones de capital para manejar sus pasivos, la actual administración redujo la carga tributaria de la empresa al pasar la tasa de su principal contribución –el derecho de utilidad compartida– de 65 a 40 por ciento.
Con una deuda que actualmente se encuentra en 107 mil 387 millones (un billón 944 mil 255 millones de pesos), “el reto hacia adelante es cómo la bajamos”, reconoce Yorio. “Pemex está enfrentando una situación peculiar que México nunca había vivido, la apreciación acelerada del tipo de cambio (…); usualmente estamos acostumbrados a ver que el peso se deprecia (…), entonces va a tener que ver cómo compensar esa pérdida que se está generando por el tipo de cambio en los ingresos petroleros”.
“Probablemente la siguiente administración va a tener más margen de maniobra para reducir el endeudamiento de la empresa, pero ya está estabilizado”, asegura el subsecretario.
Sobre los efectos del tipo de cambio en una economía integrada con el extranjero como la mexicana, el secretario zanja: “no es ni bueno ni malo”, incluso es difícil saber si la moneda mexicana está sobrevalorada o subvaluada porque hay muchas metodologías para ese análisis. El hecho es que el peso “se está apreciando y está fuerte”; entre las causas se encuentran mayor inversión extranjera directa hacia el país, la relocalización de empresas, los flujos de remesas y la tasa de interés real que ofrece México, enumera.
Por el momento las empresas exportadoras no han reportado problemas por esta apreciación del peso, dado que muchos contratos se establecen en dólares y cuentan con coberturas cambiarias, asegura Yorio. “Lo que sí ya identificamos es que en esta fase de la economía tiene mayor preponderancia el consumo interno y las exportaciones no tienen un rol tan importante como lo tuvieron en otros eventos de crisis donde hubo depreciaciones muy fuertes del peso”, expone.
Hacienda no cubrirá deuda del NAICM
En cuanto a los bonos Mexcat –la deuda adquirida por la pasada administración para financiar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), en Texcoco– Hacienda descarta adquirirlos, debido a que se han venido apreciando con la recuperación del flujo de pasajeros tras la pandemia y también con las declaraciones de otras áreas del gobierno sobre una supuesta recompra.
En junio, el director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Carlos Velázquez Tiscareño, declaró que la Secretaría de Hacienda estaría analizando cómo pasar la instalación al sector Marina sin la carga financiera atada a la tarifa de uso aeroportuario (TUA); el subsecretario de Transportes de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Rogelio Jiménez Pons, amplió que no se descartaba la recompra de los bonos aún en circulación (4 mil 200 millones de dólares), como se hizo en diciembre de 2018 con mil 800 millones de dólares en esas obligaciones.
“Se están analizando opciones”, respondió en ese momento Hacienda a consulta de este medio. Yorio González descarta que se puedan hacer modificaciones en el modelo de pago de estas obligaciones. Explicó que cuando se redujo el flujo de pasajeros debido a la pandemia hubiera sido posible comprarlos “esa sí era una muy buena oportunidad (…) ya no conviene financieramente”, zanjó.