La brecha de género en el consumo de drogas sigue disminuyendo, alerta la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), ya que de 296 millones de personas de 15 a 64 años que consumen alguna de ellas, 30 por ciento son mujeres. La cifra aumenta por regiones, pues en América del Norte 42 por ciento de ellas fuman mariguana y representan al menos 30 por ciento de quienes han fallecido por sobredosis de opioides.

A lo anterior se suma que a nivel global las mujeres tienen el mayor porcentaje de consumo de anfetaminas, con 45 por ciento, y de productos farmacéuticos sin fines médicos, con 49 por ciento.

En el Informe Mundial sobre las Drogas 2023, publicado por la Unodc en junio pasado, se muestra que más de 50 por ciento de quienes solicitaron tratamiento de rehabilitación en América Latina por consumo de estupefacientes son jóvenes menores de 25 años, grupo en el que también hay un incremento de mujeres.

La demanda de atención por desórdenes relacionados con las drogas continúa sin satisfacerse, señala el documento , pues sólo una de cada cinco personas que lo requieren tienen acceso al tratamiento.

El reporte da a conocer que se debe priorizar a escala mundial la salud pública, la prevención y el acceso a los servicios de tratamiento, “pues de lo contrario el problema de las drogas dejará atrás a más personas”, cuando se confirma que una de cada 17 en el mundo usa algún narcótico.

Otro foco de alerta, destaca el documento, es el uso de sicodélicos, por lo que se recomienda un mayor seguimiento de los impactos en la salud pública ante los rápidos cambios regulatorios y ensayos clínicos con esas sustancias.

El informe de la Unodc agrega que si bien las nuevas investigaciones sobre el uso de drogas controladas, como los sicodélicos para tratar las condiciones de salud mental y los trastornos por consumo de sustancias, “son prometedoras, el rápido ritmo de los desarrollos pondría en peligro los esfuerzos para promulgar políticas que superen las preocupaciones de salud pública por encima de los intereses comerciales.

“Sin marcos bien diseñados y adecuadamente investigados, puede haber muy poco acceso para quienes necesitan tratamiento, lo que haría que los pacientes recurran a mercados ilegales o, por el contrario, los sicodélicos ser desviados para uso no médico”, enfatiza el documento de la Organización de Naciones Unidas.