Como si fuera un asunto cualquiera, se altera la verdad para dañar la imagen del gobierno actual, el cual ha hecho enormes esfuerzos para rescatar de las mafias neoliberales enraizadas a la industria petrolera. Petróleos Mexicanos (Pemex), es una empresa paraestatal que nos ha beneficiado económicamente durante décadas.
¿A quién le importa el desprestigio de Pemex? En principio, a quienes utilizaban la empresa nacional por excelencia como su cajero personal. ¿Les ha importado a la oligarquía nacional y a los medios anti-4T lo que suceda con los trabajadores afectados? ¿Se preocupó por los accidentes anteriores? Categóricamente, respondemos que no.
Para los fines de desacreditar a la directiva de la petrolera, utilizan la pérdida de vidas como falta muy grave de Pemex y del gobierno federal. La parte humana del asunto no les es redituable para sus fines políticos, aunque sí lo utilizan exaltando más el morbo que la parte humanitaria. Y en cuanto al problema ambiental, tampoco muestran la preocupación que debieran.
Las medidas de seguridad no son obsoletas, tampoco son ignoradas, como pretenden mostrar los funcionarios que vivían de sustraer, de la forma que fuera, las utilidades generadas por el petróleo.
Aunque las eventualidades suceden, las medidas de seguridad y, mucho más, las que se diseñan para aquellas áreas de alto riesgo, están permanentemente bajo revisión por medio del mantenimiento preventivo y correctivo. Lo anterior no quiere decir que se deba confiar en absoluto en aquellas medidas que, aun siendo efectivas, van quedando obsoletas con el paso del tiempo.
La ciencia y la tecnología avanzan diariamente, y si de preservar la integridad mental, emocional y corporal de la base trabajadora se trata, las autoridades deben apegarse a las exigencias que, de hecho, cada día surgen por la carrera energética y la competencia mercantil.
Un punto importante es insistir en la educación y en la higiene laboral, como lo hace en la actualidad Pemex, aunque faltaría afinar dichas medidas al tratarse de disminuir el error humano.
Una tarea impostergable por parte de la empresa, así como por el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), es la búsqueda constante de mejores protocolos y algoritmos que aseguren las condiciones de protección, tanto para el trabajador, como para los equipos. El resultado traerá como consecuencia beneficios para el ambiente.
El alto riesgo en diferentes áreas no puede hasta ahora evitarse del todo. Es la experiencia y la mano de obra calificada de trabajadores, tanto de hombres como de mujeres, las que cubren al personal que ponen en riesgo sus vidas en las 254 plataformas marinas de Pemex.
Los accidentes se convierten en materia prima conveniente para el ataque político y periodístico. Aquellos ex funcionarios que con anterioridad se apoderaron de la riqueza de la industria petrolera para beneficio personal, esperan ansiosamente cualquier incidente para culpar a directivos y al personal operativo señalandolo como inexperto. Pero también culparán a los gobiernos estatales y al federal sin la menor circunspección. Para la oposición, lo importante es magnificar lo más posible el accidente.
Cualquier falla es una oportunidad para demostrar que, según los detractores del rescate de Pemex, es inútil hacerlo, pues el petróleo está a punto de desaparecer. Afirmación que ya ha sido desmentida en innumerables ocasiones y por diversos expertos en la materia.
En el caso de las cinco plataformas del Centro de Proceso Nohoch, en la sonda de Campeche, lograron evacuar a 328 personas que laboraban en ese momento (5:25 horas). Fue una movilización a tiempo y rápida, evitaron la propagación del fuego hacia las otras cuatro plataformas y se activó el Sistema de Paro por Emergencia, lo que demuestra que la improvisación no tiene lugar en este tipo de extracción petrolera. Cuatro embarcaciones que llegaron al lugar lograron controlar el incendio. Desde los primeros momentos del accidente se informó acerca de los trabajadores lesionados, de los desaparecidos y de los dos fallecidos.
En cuanto a la pérdida material, la información de Octavio Romero Oropeza, actual director de Pemex, fue la siguiente: “Al día de hoy (viernes) se reflejaron 700 mil barriles de pérdidas (…) porque cerramos prácticamente todos los pozos de la zona. Ya recuperamos 600 mil barriles (el sábado), vamos por los 100 mil restantes”.
El seguimiento continúa para determinar las causas del accidente. Sin descartar ningún motivo, alentar la idea de un ataque terrorista no es conveniente, o que el fuego inicial fue intencionado como protesta del personal que exige la solución de innumerables irregularidades del reglamento interno sindical. Piden la intervención de la más alta autoridad para sacar del sindicato a los grupos mafiosos que han prevalecido, aun sin la presencia de su ex líder priísta, Carlos Romero Deschamps, quien gozaba de todas las ventajas que le proporcionó su estadía como secretario general del STPRM, uno de los sindicatos bajo su mando más corrupto de la industria petrolera.
La lucha sindical de los compañeros del gremio sigue adelante. Es un ejemplo de perseverancia y de valiente defensa laboral, pese a la represión de los grupúsculos corruptos que todavía prevalecen al interior.
Twitter: @AntonioGershens