Madrid. Lucia A, es una ciudadana española de 29 años, está casada y tiene tres hijos, además de una hipoteca que consume una buena parte de los ingresos mensuales de su familia. “Estamos cada vez peor, no sirvió de mucho intentar renegociar la deuda con el banco y las ayudas del gobierno no llegan o son insuficientes, así que no sabemos cómo vamos a acabar”, relató tras reconocer que una parte de los alimentos que consumen proceden de los bancos de alimentos asistenciales y que llevan varios meses acumulados de impagos parciales al banco por su vivienda. La situación de esta familia es similar a la que viven cerca de un millón 600 mil familias más en todo el país, que, según un informe del Banco de España, entre la espiral inflacionista y el endurecimiento de la política monetaria en la Unión Europea (UE) no llegan a fin de mes y no son capaces de asumir gastos esenciales y básicos.

El gobierno, presidido por el socialista Pedro Sánchez y fruto de una coalición entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP), ha desarrollado una política económica a lo largo de la legislatura que ha logrado unos índices macroeconómicos óptimos y ayudas a personas vulnerables. De hecho, una de las frases que más ha repetido el presidente Sánchez en la campaña electoral en curso de cara a las elecciones generales del próximo 23 de julio es que “la economía va como una moto”. Se refiere a que la inflación, por fin, se ha estabilizado después de un periodo de más de un año de espiral alcista, así como al crecimiento económico de los últimos años que le han permitido recuperar el producto interno bruto (PIB) que tenía antes del estallido de la pandemia de covid-19.

Sin embargo, los datos macroeconómicos no coinciden con el gasto diario familiar, con el monedero de la madre o el padre que acuden al supermercado y ven cómo cada día el mismo dinero les alcanza para menos cosas. Entre otros motivos porque a pesar de que la inflación se estabilizó en el último mes por debajo de 2 por ciento, los precios de la canasta básica, como el aceite, la leche y los huevos, siguen disparados y acumulan un incremento que ya supera en algunos casos 25 por ciento. A lo que se ha sumado el incremento de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), precisamente como una medida para controlar la inflación, pero que ha pegado de lleno a las economías familiares que tienen hipotecas a tasa variable.

Y ese es el caso de la familia de Lucia A.: “La cuota de la hipoteca nos ha subido casi 600 euros, sólo hemos estado pagando la mitad y el banco se niega a negociar con nosotros, queremos evitar que nos quiten la casa y nos desahucien”, explico a La Jornada.

Un informe del Banco de España, elaborado precisamente para conocer esa economía familiar más básica, alerta que más de un millón 600 familias se encuentran en una situación similar y que la cifra ha crecido en más de 350 mil hogares desde 2020, cuando el porcentaje de los hogares que no podían hacer frente con sus ingresos a sus costes esenciales era de 7 por ciento.

A pesar de que en 2022 la renta bruta disponible nominal de los hogares ha sido 6.8 por ciento superior a la de 2020, la inflación ha provocado una pérdida de poder adquisitivo acumulada de 4.5 por ciento en ese periodo, lo que ha limitado la capacidad de ahorro y gasto de las familias. Este informe coincide en sus conclusiones con uno similar que realizó la OCDE, que advirtió que la subida de precios produjo un retroceso de 5.3 por ciento en los sueldos de los ciudadanos españoles, que los pone en el escalafón más bajo de la UE,

Según estima el Banco de España, en el país hay alrededor de 770 mil familias que no son capaces de satisfacer sus necesidades esenciales durante más de un mes, ni siquiera utilizando sus ahorros. De hecho se advierte que 4.1 por ciento de los hogares estaría ahora en esta situación, frente al 3.4 por ciento que se registraba antes de la pandemia. Esto implica que desde la pandemia hay 132 mil hogares más en una situación de especial fragilidad. Se trata de familias que, juntando sus rentas y los ahorros que tienen en su cuenta corriente, no alcanzan a cubrir sus gastos en alquiler, alimentación, suministros o el pago de su deuda durante más de un mes.

Además, el informe advierte que 60 por ciento de las familias no tiene fondos en su cuenta bancaria como para cubrir todos sus gastos esenciales durante un año en el caso hipotético de que perdieran su renta, por ejemplo, si se quedaran sin trabajo. Una situación que, para el Banco de España, “puede inducir a un freno del consumo de manera más generalizada”. Y este problema se agrava entre los casi 4 millones de hogares que se encuentran en el escalafón más bajo de renta.

El saldo de las cuentas bancarias de estas familias apenas alcanza a cubrir 56 por ciento de su consumo esencial anual, mientras en 2020 les alcanzaba para 78 por ciento.

“Nuestros ahorros ya están bajo mínimo y ahora sólo estamos sobreviviendo lo mejor que podemos, pero el agua ya nos está llegando al cuello”, relató Lucia A, quien tampoco se muestra esperanzada en que algo cambie a raíz de las elecciones presidenciales del 23 de julio.

“Si esperamos a que los políticos nos arreglen la vida, pasará el tren y nos arrollará sin que nadie nos ayude.”