El América jugó por fin con la agresividad que se le supone al club más valioso (97 millones de dólares) de la Liga Mx. Después de caer en su debut, no valían más concesiones en el estadio Azteca. Todo se dio en favor de unas Águilas solventes, con ataque reforzado por el colombiano Julián Quiñones al que el Puebla no pudo detener (3-0) en la tercera jornada de la competencia.

Hubo tiempo para aplaudir, abrazarse y encender en la noche las luces de los celulares. Algunos poblanos, la mayoría de pie durante gran parte del partido, trataron de mejorar el ánimo de una Fran-ja desorientada desde el comienzo. Pero en tiempos en que el futbol está colmado de jugadores con los mismos movimientos, Quiñones revalidó que es un delantero virtuoso que desactiva cualquier plan de reacción.

Aplaudido desde su mención en el sonido local, el colombiano superó con velocidad y vehemencia a la defensiva poblana. El técnico André Jardine se encomendó a él para encabezar las transiciones a campo abierto, un escenario que aprovechó Kevin Álvarez para hacer el 1-0 con un remate de derecha (35).   

La desventaja obligó que el Puebla buscara el arco de Óscar Jiménez, pero no tuvo tensión competitiva. Por el contrario se abandonó con el marcador en contra ante un rival que fue coreado en el Azteca, como en un ruedo taurino: “¡Olééé, olééé!”. Abatida la zaga enfranjada, los mediocampistas de las Águilas recuperaron su habitual empuje.

Luego de recibir un pase del suspendido Álvaro Fidalgo –habilitado por la Comisión Disciplinaria tras las convocatorias de Henry Martín, Israel Reyes y Luis Ángel Malagón–, Diego Valdés picó una pelota sobre la media luna y dejó solo a Leo Suárez para el segundo antes del descanso (45+2). Tal vez porque necesitaba salir a toda costa del fondo de la tabla, pero el América empezó a bajar la intensidad en el complemento y dejó de correr riesgos.

Ante el gran atractivo de ver a Quiñones con la camiseta americanista, más de 20 mil seguidores se dieron cita en el Azteca. No resultó extraño que muchos de ellos abuchearan a Miguel Layún, Néstor Araujo y Jonathan dos Santos, elementos señalados desde el torneo pasado por su bajo rendimiento. En un intento por cambiar el guion del partido, el Puebla empezó a tomar caminos de alto riesgo, dejando a Quiñones con suficiente espacio para inventar alguna jugada. Y lo pagó caro.

El colombiano, que se había perdido al menos cuatro oportunidades claras frente al arco –incluido un gol anulado por el silbante Víctor Alfonso Cáceres tras un presunto fuera de lugar– apareció como una locomotora dentro del área y firmó el 3-0 gracias a un servicio raso de Suárez (90).

Los de Coapa llegaron así a sus primeros tres puntos en la Liga y Jardine aprovechó para debutar en Primera División a dos jóvenes, Bruce El-mesmari y Patricio Salas, nuevas joyas de su proyecto.