El contrabajista solista venezolano Edicson Ruiz (Caracas, 1985) tiene una consigna: dar un lugar protagónico al instrumento que toca desde los 11 años. Formado en la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, conocido como El Sistema, es miembro de la Orquesta Filarmónica de Berlín desde 2003.
Como parte de la Temporada de Verano 2023 de la Orquesta Sinfónica de Minería, institución que cumple 45 años, el músico interpretará el Concierto para contrabajo, de Efraín Oscher, compositor, arreglista y docente nacido en Uruguay, pero radicado en Venezuela, y asimismo egresado de El Sistema.
Efraín estudió flauta en el Colegio Real de Londres y radica en Bremen, Alemania, desde 2003. Ha compuesto varias obras para Edicson Ruiz, quien dice que colocar al contrabajo es un reto “meteórico” porque se trata de un instrumento que no tiene la misma atención de la industria musical, como el piano.
En la sala de conciertos pretende “sacarlo al frente, que no esté detrás de la tuba”. Con ese fin el intérprete se ha sumado a la lista de músicos pioneros en esta ardua labor al tomar un camino que no estaba explorado: dar a conocer el repertorio del siglo XVIII, específicamente, la generación vienesa, para unirlo con “los genios más brillantes de lo contemporáneo latinoamericano”.
Por la popularización del contrabajo
Es la unión de los mundos Viejo y Nuevo, en cuanto a las técnicas del pasado con el idioma actual. Con la globalización, añade, “ya no se habla nada más del huapango, el son cubano, el joropo, el guaguancó, la habanera o el danzón; se habla de todo. Se trata de popularizar el instrumento de la mejor manera. Esa siempre ha sido mi labor en México todas las veces que he venido, siempre con este instrumento antiguo del siglo XVIII, pero desempolvado”.
Concierto para contrabajo es un “híbrido de la época barroca, de la música clásica, con toda su ornamentación e instrumentación, combinada con algunas danzas latinoamericanas”. El primer movimiento, por ejemplo, está inspirado en la guaracha Yo quiero ser como Ariel, de Billo Frómeta, que popularizó los Billo’s Caracas Boys en los años 60. También se remite al rock latino de Carlos Santana, señala Ruiz.
El segundo movimiento es una milonga con un “aire a Piazzola, Buenos Aires, Argentina y el tango. Con ello, Oscher transporta el contrabajo a los talones del bandoneón”. El siguiente movimiento es un guaguancó que evoca los tambores de San Millán, tradición venezolana en honor al martirio de San Juan Bautista. El último movimiento es un joropo pajarillo, que lleva al contrabajo al nivel del violín, del arpa y del cuatro, y que se combina con el flamenco”.
Ruiz estudió de los 11 a los 16 años en El Sistema venezolano, fundado por José Antonio Abreu. En retrospectiva, expresa que “fue una bendición haberme iniciado en un modelo tan práctico, que iba a la médula espinal de la formación pedagógica de un niño. En música, la teoría es tortuosa, pesada, desagradable, casi cuántica. Un niño lo que quiere es jugar. La pedagogía de El Sistema permite a los pequeños jugar con sus instrumentos, entonces desarrollan una conexión con el instrumento que se vuelve simbiosis, la cual les permite insertarse en la sociedad de manera dignificada.
“La niñez latinoamericana está plagada de pobreza material. Por medio de la música, los niños transforman no sólo su vida, salvándose de los peligros que conlleva la realidad latinoamericana, sino también a sus familias que, a su vez, transforman a las comunidades y a la juventud latinoamericana. Por eso este proyecto ha tenido tanto éxito.
“Lanzan la malla y pescan hombres para el mañana, hombres que no están pendientes de estafar al prójimo, sino que siembran paz, cultivan belleza, persiguen la perfección. En la orquesta se practican los valores ideales de una sociedad en la que todos están conectados y dependen uno de los otros, porque en una orquesta uno no se puede salir de un compás.”
Ruiz recuerda: “Mi mamá era taxista; no teníamos recursos. Te podrás imaginar la magnitud de llevar una actividad de tiempo libre como ésta a un niño de escasos recursos. Es algo impensable que tuve la oportunidad de vivir; además, me abrió las puertas para concursar y competir a temprana edad contra jóvenes a escala mundial, no sólo en Europa, sino en Estados Unidos. En 2001, asistí al Concurso Internacional de Contrabajistas en Indianápolis, y gané el primer premio. De haber iniciado con la teoría como es el sistema académico de la música en cualquier escuela del mundo, no hubiera dado resultado a tan temprana edad, mucho menos al nivel requerido para entrar en la pelea”.
Edicson Ruiz interpretará Concierto para contrabajo hoy y mañana a las 20 horas en la sala Nezahualcóyotl, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Minería, con la dirección de Carlos Miguel Prieto.