Pese a que la educación multilingüe es “clave para fomentar una educación de calidad, equitativa e inclusiva”, en el mundo se estima que cuatro de cada 10 personas no tiene acceso a la educación en una lengua que hable o entienda, lo que representa uno de los principales retos globales de los sistemas educativos actuales, afirma la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En un informe reciente sobre la educación multilingüe, el organismo multinacional señala que este sistema permite afrontar desafíos como la desigualdad de género, la discriminación, la discapacidad, el analfabetismo y las situaciones de crisis relacionadas con la migración, los desplazamientos y el cambio climático.
Agrega que a pesar de que hay países donde la educación se imparte en contextos multilingües, es decir, que en la vida cotidiana se usa más de una lengua, en muchas naciones se adoptan sistemas educativos monolingües, pues “ven el multilingüismo –el uso de varias lenguas en un mismo territorio– como un reto”.
Por ello, la Unesco advierte que impartir educación en una sola lengua, “que no necesariamente comparten todos los alumnos, puede repercutir negativamente en su rendimiento escolar, en el desarrollo de sus capacidades socioemocionales y las competencias básicas de lectura y escritura, así como obstaculizar la educación y la inclusión”.
El organismo subraya que cada vez hay más pruebas que demuestran los resultados positivos de la educación multilingüe y su impacto benéfico en el aprendizaje en general, porque se basa en la lengua materna de los alumnos y consiste en el uso de al menos tres lenguas: las maternas, una regional o nacional, y una internacional. Estos programas suelen utilizar el idioma materno para la enseñanza durante los primeros años de educación, antes de pasar gradualmente a los otros, explica.
Recomienda que la enseñanza de idiomas se inicie a temprana edad, pues hay mayores ventajas cognitivas y de desarrollo. Subraya que el aprendizaje de una lengua debe estar vinculada a actividades lúdicas y recreativas que atrapen el interés de los estudiantes, lo que también debe incidir en reconocer el valor de todos los idiomas por igual.
El aprendizaje de éstos “debe ser recíproco” y no basarse en programas de asimilación, en particular en contexto de migración o desplazamiento, que suelen imponer procesos dolorosos y traumáticos en niños y adolescentes. Por ello, advierte que el papel de los maestros es central para impulsar programas de educación multilingüe, en los que sean tomados en cuenta y reciban una adecuada capacitación.