En una carta pública que tal vez resulta innecesariamente explícita e incluso utilizable judicialmente en su contra, por cuanto podría significar una forma de confesión cupular de los hechos imputados, el líder formal del morenismo, Mario Delgado, advirtió de los riesgos que corren los aspirantes 4T de un golpe de tribunal en su contra, que podría llegar incluso a inhabilitaciones.
Dirigido específicamente a los “aspirantes a la coordinación de defensa de la transformación”, pero colocado luego en su propia cuenta de Twitter, el mensaje de Delgado alertó contra la “estrategia jurídica” y la “narrativa mediática” que “el bloque conservador y sus medios” han montado “para tratar de detener nuestro proceso”. También les menciona a las llamadas corcholatas que esos opositores han tratado de sembrar “intrigas” entre ellos y contra el partido.
Lo de esas “intrigas” es un asunto menor, diríase que absolutamente natural en todo proceso político, pero lo grave es lo que de una manera extrañamente amplia y abierta reconoce el dirigente formal del morenismo, a quien siempre le han resultado redituables los enredos de la legalidad partidista y cuyo objetivo en estos momentos es obtener la postulación a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Delgado lanza un llamado hacia el futuro: ya no cometan irregularidades, frenen toda conducta que pueda ser susceptible de castigo, deslíndense de todo y cárguenlo a la cuenta de los imprecisos “queda bien”. Pero, colocando el megáfono hacia adelante, está reconociendo el pasado. Si no cumplen con las reglas del INE los seis (que en realidad son tres los marcadamente infractores: Claudia, Marcelo y Adán Augusto), “los tribunales seguramente estarán sentando precedentes (¿no serían más bien los irrespetuosos de la legalidad los que estarían sentando esos precedentes?, pregunta electoral astillada) que en un futuro querrán ocupar (¿ocupar?) para colocarnos en supuestos de ilegalidad e incluso amagar con negarnos nuestros derechos políticos electorales (sic)”.
Como si se tratara de hechos recientísimos, ante los cuales no se hubiera podido reaccionar oportunamente, Delgado llama a los aspirantes a desmarcarse con prontitud y contundencia de “cualquier tipo de campaña dispendiosa” en “espectaculares, pinta de bardas, lonas, etcétera”.
Del tema se escribió ayer en esta misma columna, bajo el título de “Temprana judicialización electoral; ¿en riesgo el proceso?” (https://goo.su/OXWvR). La carta de Mario Delgado no fue la única confirmación de tales riesgos. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó ayer a una comisión del Instituto Nacional Electoral que vuelva a revisar si los recorridos y conductas de los seis aspirantes marca 4T infringen la ley y, por tanto, deben ser frenadas antes de que consoliden “daños irreparables” a los principios electorales.
El mismo tribunal reiteró la postura de una comisión del INE en el sentido de que el presidente López Obrador debe abstenerse de hacer pronunciamientos, en cualquier modalidad y formato, de índole electoral. Y no sólo eso: la Comisión de Quejas y Denuncias del INE aprobó ayer por unanimidad de votos aplicar medidas cautelares al Presidente de la República, ante una denuncia presentada por Xóchitl Gálvez. Se ordenó retirar de los registros de mañaneras pasadas las referencias electorales a la senadora hidalguense y que López Obrador se abstenga de referirse a aspirantes opositores a la “coordinación” del Frente Amplio por México.
Y, aunque corresponde a otro rubro, el de la transparencia, la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó la propuesta de una ministra con acento morenista que pretendía declarar infundados los reclamos por la intencionada tardanza senatorial en designar nuevos magistrados del INAI. En los hechos, y aun cuando falta que en otra sesión se tomen determinaciones más precisas, la decisión de ayer de la Corte es otro golpe judicial a Palacio Nacional. ¡Hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero