Madrid. Las elecciones generales en España del próximo 23 de julio coinciden con las vacaciones veraniegas, en las que la mayoría de los ciudadanos españoles se suelen tomar entre uno y dos meses de vacaciones. De ahí que en estos comicios se haya registrado una petición inusualmente alta para realizar e voto a través de la empresa pública de Correos, que ha recibido más de dos millones 600 peticiones para ejercer el derecho al voto a través de este sistema. La cifra más alta de la historia, que está además enfrentando algunos problemas de logística por la inisual cifra y por la falta de personal ante una carga de trabajo tan intensa.
El plazo para votar por correo se cerró este viernes, con lo que a partir de ahora ya no se podrá solicitar. Y las cifras son elocuentes en cuanto a la masiva petición de este sistema, precisamente por coincidir con el periodo estival y a que muchas personas ya habían contratado sus vacaciones cuando el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, decidió al pasado 29 de mayo disolver las Cortes y convocar elecciones anticipados, como respuesta a la debacle electoral de su partido en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo.
La empresa pública de Correos informó que los datos definitivos de solicitudes admitidas para el voto por correo son de dos millones 600 mil, lo que supone un incremento de casi el doble respecto a los comicios de abril de 2019 y de un 80% frente a los de 2016. Además, de esas olicitudes, Correos estima que, para el final de este viernes, casi un millón 900 mil electores contarán ya con la documentación entregada para poder ejercer su derecho a voto. Este plazo de entrega de documentación culmina el 16 de julio, mientras que los votantes tienen hasta el 20 de julio para llevar a una oficina de Correos su sufragio.
Algunos representantes sindicales de los trabajadores de Correos, como los representantes de Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT) denunciaron la lentitud de la dirección de la empresa pública para agilizar las contrataciones extraordinarias que se habían contemplado para afrontar el periodo electoral, que el gobierno cifró en 19 mil 400 como refuerzo sólo para el periodo electoral. Pero tanto la dirección como el propio gobierno lanzaron mensajes de tranquilidad y garantizaron que todos los ciudadanos recibirán los documentos en tiempo y forma para ejercer su derecho al voto.
Mientras tanto, en la campaña electoral, el ex presidente del gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero se ha erigido en uno de los principales baluartes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para intentar conseguir la “remontada” y lograr reeditar el actual gobierno de coalición progresista. La figura de Zapatero se ha convertido en una de las más socorridas por las agrupaciones locales y autonómicas de partido, incluso por delante del presidente Pedro Sánchez, que decidió acudir a contados mitines y se ha centrado más en hacer campaña desde los medios de comunicación.
En una entrevista televisiva, Rodríguez Zapatero advirtió que “problema no es un gobierno de Vox, sino un gobierno de este Partido Popular (PP). Pues para nosotros que Vox esté dentro del Gobierno no es la cuestión principal que debe preocupar a los españoles. Es que esté el PP, que ha hecho una oposición totalmente destructiva, incluso en los momentos más difíciles de España con la pandemia”, afirmó.
Mientras que desde el mundo de la cultura continúan las movilizaciones a favor de que la ciudadanía vote a las fuerzas progresistas. El último en expresarse en ese sentido fue el director de Festival de Cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, quien afirmó en la presentación del encuentro del Séptimo Arte en Madrid que “San Sebastián es un espacio de libertad. Tengo amigos en todas las opciones democráticas de este país, desde la izquierda abertzale a la derecha, y lo que no se puede aceptar es el fascismo, y Vox es fascismo”.
Y añadió que “ha llegado el momento de decir las cosas claras y si no las decimos hoy, lo mismo nos arrepentimos mañana. Nunca hemos tomado partido por unas siglas políticas o por otras. Tampoco lo haremos ahora. Solo nos hemos significado por la defensa de los derechos humanos básicos, que creemos no deberían ser patrimonio exclusivo de nadie, como, por ejemplo, el derecho a la presunción de inocencia”. Así que -añadió- “ahora que la censura vuelve a aparecer con fuerza, queremos dejar claro que no somos tan ingenuos para pensar que la censura solo se ejerce desde espacios políticos concretos. Quien ejerce el poder suele tener la tentación, y a veces más que la tentación, de ejercerla.
El fascismo, entendido como el uso popular lo ha ido definiendo, ocupa espacios en las instituciones democráticas con el voto de ciudadanos y ciudadanas. Cuando hablamos de fascismo hablamos de aquellos que reivindican la figura del asesino y traidor a su país que fue Francisco Franco, de aquellos que niegan derechos a quienes no tienen como opción sexual aquella que ellos consideran la única y legítima, a quienes segregan en función del color de la piel o de la religión, a quienes niegan a las mujeres sus derechos, y, entre ellos, el derecho a decidir libremente su maternidad”. Como, a su juicio, hace la extrema derecha de Vox.