Cuesta 3 millones de dólares; pesa cuatro toneladas y media; lo pueden lanzar desde 500 kilómetros de distancia; la velocidad que alcanza en su viaje hacia su objetivo es de más de 2 mil metros por segundo, y su precisión en el blanco elegido tiene un margen de error menor a cinco metros a la redonda.
Así resume el escritor Héctor Abad Faciolince las características del misil ruso Iskander, que el 27 de junio pasado estalló a 10 metros de distancia de donde él cenaba en una popular pizzería en la ciudad de Kramatorsk. Frente a él estaba sentada la escritora ucrania Victoria Amelina, herida tan gravemente por el misil que no pudieron salvarle la vida. Tanto Abad Faciolince como otros dos que estaban en la mesa: Sergio Jaramillo (alto comisionado de paz y ex viceministro de Defensa de Colombia) y la periodista Camila Gómez, sufrieron lesiones leves, pero murieron otras 13 personas que estaban cerca.
Abad Faciolince había ido a Kiev a la feria del libro a presentar la traducción al ucranio de su ya clásico El olvido que seremos, en una velada presidida por la premio Nobel de la Paz Oleksandra Matviichuk. El cierre de la presentación fue un video del músico cubano Paquito de Rivera tocando en clarinete el himno de Ucrania.
Los tres visitantes decidieron después ir con Victoria Amelina a otros lugares afectados por la invasión rusa. Uno de ellos Kramatorsk, poblada antes de la invasión por 200 mil habitantes. Hoy, son menos de 80 mil y está semidestruida por los bombardeos.
Victoria Amelina tenía 37 años y dedicó parte de su vida a describir los horrores que padeció su país en la dictadura de Stalin y por la ocupación del ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial. Ocho meses antes de su muerte, viajaba por Ucrania recopilando testimonios y pruebas para llevar ante los tribunales internacionales a los autores de la muerte de más de 9 mil civiles, muchos de ellos niños, que ha causado la invasión iniciada hace 504 días.
Investigó, además, la desaparición de su amigo Volodymyr Vakulenko, célebre escritor de literatura infantil asesinado con cientos de personas más por las fuerzas especiales rusas.
Multipremiada por sus novelas El síndrome de noviembre u homo compatiens y Un hogar para Dom, traducidas a varios idiomas, Victoria Amelina tiene ahora, a juicio de Faciolince, un lugar “en ese cielo mental e inmaterial que llamamos memoria”.