El presidente Andrés Manuel López Obrador alertó que la presencia del crimen organizado en regiones de Chiapas y Guerrero fue provocada por el abandono que durante años tuvieron las comunidades, generando altos niveles de pobreza. Esto permitió a los grupos delictivos empoderarse al dar apoyos a la población para obtener su respaldo y, en paralelo, postular candidatos y lograr el control de autoridades que tuvieron en el pasado y que, en algunos casos, mantienen.
Celebró el desenlace del conflicto en Chilpancingo y exhortó a quienes viven en zonas de influencia de Los Ardillos a no dejarse manipular por este grupo, cuyas demandas principales no eran de carácter social, sino la liberación de dos de sus integrantes. No obstante, reconoció que “no va a desaparecer el problema por arte de magia. Fue un avance, porque se hizo un llamado al pueblo de Guerrero, incluso a los que participaban y nos dieron su confianza”.
Al referirse a Chiapas, si bien el modus operandi de grupos delictivos es similar en algunos municipios fronterizos, la selva Lacandona y del centro, subrayó que los informes de seguridad y los índices delictivos revelan que “no existe una situación de descontrol y de violencia”. Pero debe entenderse el pasado reciente en la entidad, pues “hubo una guerra en la que se alentó la creación de grupos paramilitares que dividieron los pueblos y aún existen esas diferencias que se atienden”.
Sobre el conflicto en Guerrero, destacó que la penetración del crimen organizado “inició cuando el pueblo estaba completamente abandonado. Entonces ellos apoyaban, entregaban despensas y luego, como se fueron consolidando, llegaron a postular candidatos y ganar presidencias municipales. Tenían, y en algunos lugares todavía tienen, autoridades que ellos impulsaron”. Los jefes de estos grupos se fueron empoderando con el tiempo en algunas regiones.
En su conferencia, consideró que el conflicto en Chilpancingo, “afortunadamente se resolvió, hablándole a la gente, de que detrás de las supuestas demandas sociales está el interés de proteger a bandas de la delincuencia organizada”. Consideró incluso que es posible que mucha de la gente que se manifestó “a lo mejor no sabía y los movilizaron por otras razones”.
–¿Sí hubo acuerdos como tal para retirar el bloqueo?
–No, se resolvió atender demandas sociales.
–¿No era eso lo que…?
–No, el fondo no era ese, el fondo es que se detuvo a dos personas y querían que se les liberara.
De cualquier manera, el Presidente consideró muy bueno que se alcanzara un acuerdo. Por ello, manifestó, “hay que tener paciencia, presencia y prudencia, las tres pe”.
Guerrero, Oaxaca y Chiapas son las entidades con mayores apoyos sociales de su gobierno, pues concentran buena parte de la población que vive en extrema pobreza. En este contexto, recordó la masacre de Aguas Blancas, ocurrida en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando se asesinó a 17 personas, lo que derivó en la remoción del entonces gobernador, Rubén Figueroa.
Refirió que en ese entonces, al ser cuestionado sobre la masacre, Figueroa respondió: “‘¿Y qué querían? ¿Que yo los recibiera con un ramo de flores?’. Eso era el México de hace poco. No somos iguales”.
En torno a Chiapas, reconoció que en algunas regiones, el crimen delincuencia organizado opera desde hace 20 o 30 años. “En algunas comunidades, no todas, la delincuencia organizada tiene bases sociales, la gente los apoya”, como en el municipio de Benemérito, donde se respalda incluso el trasiego de drogas contra las acciones del Ejército para combatirlo.
Identificó los municipios con presencia del crimen organizado, que en algunos casos ha generado desplazamiento de comunidades. “No sólo (hay) en la Lacandona, también en la sierra, en la frontera con Guatemala, en Motozintla, Frontera Comalapa, toda esa región, ahí estamos interviniendo con la Guardia Nacional.
En Coita, Arriaga y Ocozocoautla, Cintalapa, que fue donde se dio el secuestro de los 16 servidores públicos en una pugna entre bandas”.
A pesar de esta condición en algunas regiones, consideró que “se ha exagerado lo que sucede en Chiapas”, porque, en contraste, todos los indicadores de delitos en Chiapas lo ubican entre los que están en mejores condiciones a nivel nacional, incluso en homicidios, ocupando el lugar 26, donde la cifra negra es mínima.
“Aunque hay veces que cuando hay enfrentamiento entre bandas se llevan a sus muertos, y llega el Ministerio Público a dar fe de los hechos y no encuentra a las víctimas, pero es excepcional, por lo general estas cifras corresponden a la realidad.”
Según las cifras oficiales de incidencia delictiva en Chiapas: el robo de transporte ocupa el lugar 22, en secuestro el lugar 25 y va a la baja; robo de vehículo, lugar 30; delitos de alto impacto, 31 por ciento; robo a casa habitación es el de menos incidencia de todo el país. “Se ha exagerado lo que sucede en Chiapas”.
¿Qué es lo que hay en Chiapas?, se preguntó. La creación de grupos paramilitares durante los sexenios anteriores, en las comunidades generó confrontación y violencia, “se dividieron los pueblos y existe todavía esa división que se está atendiendo con los programas del Bienestar”, que ha contribuido a reducir la confrontación.
López Obrador dijo que se está atendiendo los problemas de desplazamiento interno de la población y cuestionó que los medios no hablen de la creación de grupos paramilitares en el pasado.
–¿Cómo los están atendiendo? ¿Quién?
–Con todo. Está la Guardia Nacional, está la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez está constantemente creando brigadas de atención donde hay más violencia. Intervienen todas las dependencias del gobierno federal, así lo hicimos en Aguililla, en Guanajuato, así se trabaja en Chiapas, en todos lados. Sólo en Chiapas hay 80 mil campesinos en el programa Sembrando Vida.