La exposición fotográfica El Gral. Francisco Villa a 100 años de su muerte se propone humanizar a ese legendario personaje y dar cuenta de aspectos poco conocidos de su vida cotidiana, además de resaltar diversos pasajes del movimiento social que encabezó.
Fue inaugurada en el Centro Cultural Bella Época, donde se mantendrá hasta el 30 de julio. Está conformada por 40 imágenes provenientes de los archivos de Agustín Víctor Casasola (1874-1938) y Hugo Brehme (1882-1954).
Sobresale la selección realizada de las imágenes que el primero de esos fotógrafos tomó en los últimos tres años de vida del Centauro del Norte, cuando éste depuso las armas y se refugió en la Hacienda de Canutillo hasta que fue asesinado, el 20 de julio de 1923.
Así, al lado de icónicas estampas como la de Villa sentado en la silla presidencial, flanqueado por Emiliano Zapata, o posando con una motocicleta, con una ametralladora o al lado de sus tropas o de líderes zapatistas, se aprecian también retratos poco conocidos del líder de la División del Norte, como en los que se encuentra rodeado de varios niños, fumando en su rancho o al lado de su última esposa, Austreberta Rentería.
El recorrido está diseñado de forma cronológica y comienza con una fotografía en la que aparece Villa con Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, siendo de las pocas existentes, si no es que la única, en las que el primero y el tercero son captados juntos.
La parte climática de la muestra es la desgarradora imagen del asesinato de Pancho Villa, a bordo de su auto Dodge 1922. A manera de cierre, se exhibe una serie de fotos que ilustra lo que ocurría en el país en aquellos turbulentos años, como las de las soldaderas, el ferrocarril, la industria del pulque y la construcción del ahora Palacio de Bellas Artes.
“Con esta exposición queremos dar una visión de 360 grados de lo que significó Francisco Villa para la historia de México y, sobre todo, para el rumbo que tomó la Revolución Mexicana”, explicó Adrián Casasola, director de proyectos de Casasola Fotografía.
“Buscamos que la gente humanice a los personajes históricos, porque los vemos en estatuas, en estampas, en fotografías, pero muchas veces no conocemos la historia detrás de cada imagen”, detalló.
Por ello, la muestra cuenta con cédulas explicativas en español e inglés; además, es posible descargar el catálogo mediante código QR.
El lado luminoso del general
En entrevista, el especialista cuenta que su bisabuelo Agustín Víctor Casasola logró capturar mucho de la faceta humana poco conocida de aquel líder revolucionario al viajar a Durango y vivir una temporada a su lado en la Hacienda de Canutillo.
“Captó la vida cotidiana del general, por eso hay fotos donde se le ve arando, con los peones, en su hacienda o cabalgando. Es una visión un poco más humana. Por ejemplo, en esos tres años, hasta 1923, cuando fue asesinado, Villa se dedicó a desarrollar la hacienda, que estaba abandonada, pero también a buscar techo y comida a los huérfanos de la Revolución”, refirió Casasola en entrevista.
“Desde 1914, recogió a 300 huérfanos que dormían en los alrededores del Zócalo y se los llevó en ferrocarril a Chihuahua; ordenó vestirlos y alimentarlos, además de mandarlos a la academia de artes y oficios; 90 por ciento de ellos se graduaron.
“Así era Francisco Villa: construyó viviendas, escuelas y bibliotecas; digamos que desarrolló esa zona. Es algo que poca gente conoce, y contrasta con esa reputación oscura que se le ha construido; nos ayuda a verlo desde un punto de vista más humano y no tan acartonado, como luego pasa con la historia de México, en la que todo es de contrastes, bueno o malo, cuando todos tenemos claroscuros. Lo que buscamos ahora con esta exposición es humanizar al personaje.”
La exposición –que se presentó antes en la alcaldía Iztacalco y se planea llevarla de septiembre a noviembre a Los Ángeles, California, y San Antonio, Texas, en Estados Unidos– estuvo acompañada sólo por este fin de semana de objetos personales del Centauro del Norte, procedentes del Museo Itinerante General Francisco Villa, propiedad de su nieto Francisco Villa Betancourt.
Entre esos bienes había sombreros, espuelas, álbumes fotográficos, la factura del auto en el que fue asesinado, un fusil de 1862 utilizado en la Batalla de Puebla y también en la lucha revolucionaria, así como una relación de los objetos personales que llevaba cuando fue acribillado, mecanografiada por Austreberta Rentería en dos hojas de papel cebolla y que están manchadas de sangre del caudillo.
“Allí está el ADN del general Francisco Villa, mi abuelo”, destacó a La Jornada Villa Betancourt, descendiente de aquél por la vía de doña Austreberta, y detalló que dicho museo funciona desde 2010 y está integrado por 370 piezas originales de Villa, Madero, Felipe Ángeles y Porfirio Díaz.
Como parte de la apertura de la muestra fotográfica, el susodicho entregó la medalla conmemorativa del centenario luctuoso del general Villa a José Antonio Carlos Hernández, hijo de Francisco Carlos Lozano, uno de los integrantes de la División del Norte, así como a Francisco Villa Campa, nieto también del caudillo.
La exposición El Gral. Francisco Villa a 100 años de su muerte es parte de las conmemoraciones de esa efeméride. Puede visitarse sin costo en la galería Luis Cardoza y Aragón del Centro Cultural Bella Época, del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, colonia Condesa).