Los Ángeles., El Centro Laboral de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), durante las últimas décadas ha sido una entidad de investigación y desarrollo de estrategias claves para los esfuerzos de organización de los trabajadores en sectores tradicionalmente no sindicalizados e integrados por migrantes que rápidamente se han vuelto vanguardia del movimiento laboral en esta ciudad y alrededor del país.
En estos últimos años, explica Kent Wong, director del Centro Laboral, se ha explorado y empezado a establecer una colaboración con por lo menos tres universidades en México para impulsar un modelo parecido de promoción y defensa de derechos laborales basado en investigación, iniciativa que cuenta con el apoyo de la central obrera nacional AFL-CIO y sindicatos locales en ambos lados de la frontera.
En Los Ángeles, la mayor brecha entre ricos y pobres
“Los Ángeles es un cuento de dos ciudades, de todas las principales ciudades del país, Los Ángeles tiene la mayor brecha entre ricos y pobres. Donde manejes por Los Ángeles veras la crisis de los sin techo.
“Tienes algunas de las empresas más ricas, algunos de los individuos más ricos en el mundo viviendo aquí, y tienes condiciones que son comparables a las partes más pobres del mundo en desarrollo”, comenta Wong, quien también es un vicepresidente de la Federacion de Maestros de California, el gremio estatal del magisterio, en entrevista con La Jornada. Todo lo cual, dice, lleva a la pregunta sencilla para el centro: ¿cómo es posible que estas cosas coexistan aquí en Los Ángeles”.
Entre los diversos temas que se investigan en torno a esa pregunta, un proyecto fue sobre el “robo de salarios” que logró documentar un tipo de explotación común de trabajadores inmigrantes y/o de color en las industrias de salarios bajos.
“Día tras día, semana tras semana, mes tras mes, sus salarios eran robados, y mucho de eso se lograba por su estatus migratorio”, explica, Y aun cuando trabajadores indocumentados lograban promover quejas ante las autoridades laborales del estado, sólo un 17 por ciento de estas llevaron a la recuperación de esos salarios perdidos. “Millones y millones de dólares son extraídos de las comunidades de trabajadores más pobres y canalizados a las comunidades más ricas”, señaló.
Importantes, educación y movilización
Con los datos recabados por el proyecto de investigación, el Centro Laboral desarrolló una estrategia de educación y movilización que ayudó a los trabajadores y sus aliados a insistir en una mayor capacidad de la oficina del comisionado de trabajo para abordar el robo salarial. Materiales fueron traducidos a español e idiomas asiáticos y se impulsó una campaña para denunciar a los peores abusadores.
Esta campaña obligó al gobierno estatal a incrementar de manera dramática sus esfuerzos para informar a los trabajadores de bajos ingresos sobre sus derechos laborales y ayudarlos a recuperar los salarios que perdieron.
El éxito de este esfuerzo llevó a que Wong y sus colegas propusieran una campaña para demandar que la legislatura estatal aprobara un salario mínimo de 15 dólares la hora en California –el salario mínimo federal sigue siendo de 7.25 la hora–.
“Cuando lo propusimos por primera vez, la gente dijo que estábamos locos, que no se podía duplicar el salario mínimo federal, que íbamos a provocar pérdida de empleo, que ningún patrón podría pagar 15 la hora”, recuenta Wong con una sonrisa.
“No fue una campaña laboral tradicional donde el jefe sindical está frente a las cámaras ante los medios, contando cómo está salvando a los trabajadores. El Centro Laboral y la coalición comunitaria elevamos las voces de los trabajadores mismos, la voz de éstos fue consistente con un mensaje poderoso, y se volvieron la cara de la campaña. Y ganamos el salario mínimo de 15 la hora en Los Ángeles, en el condado y en el estado de California”.
Más recientemente, otro profesor en el Centro Laboral envió a sus estudiantes a entrevistar a trabajadores en empresas de lavado de coches sobre sus condiciones.
“Fue aterrador qué tan mal los trataban”, cuenta Wong, detallando “salarios submínimos, robo de salarios, amenazas físicas y hostigamiento sexual entre otras condiciones laborales”.
Al documentar eso en un informe, el gobierno municipal fue obligado a realizar audiencias ante la presión para mejorar la supervisión de ese sector.
Algunos de los estudiantes que realizaron las investigaciones iniciales después fueron contratados por un sindicato local y lograron adherir a 30 empresas de lavado de coches, y “también alentaron a campañas parecidas en Chicago y Nueva York”.
Wong ve el papel del Centro Laboral como clave para capacitar a la próxima generación de líderes sindicales. Señala que uno de sus ex estudiantes ahora es el director de organización de la Federación Laboral del Condado de Los Ángeles, la central obrera de la zona metropolitana, otro es director de organización para la central obrera estatal de California y uno más es director nacional sobre inmigración de la central obrera nacional AFL-CIO.
En Estados Unidos hay una red nacional de centros laborales académicos, la mayoría en estados con una densidad sindical elevada como Nueva York, Nueva Jersey, Massachusetts, Michigan, Wisconsin, Illinois, el estado de Washington y Oregon y, claro, California.
Este es un modelo que Wong y su colega, el profesor Gaspar Rivera-Salgado, director del Centro de Estudios Mexicanos en UCLA, han estado comentando con sus contrapartes en algunas universidades en México.
“En nuestras conversaciones con nuestros colegas en México, ellos vieron algunos intereses comunes en cómo podríamos acceder a recursos universitarios para apoyar la investigación, educación, formulación de políticas e intercambios con organizaciones laborales”, comentó Wong.