Hay dos libros en circulación que abordan francamente el asunto político de nuestro país y de lo que puede pasar una vez que Andrés Manuel deje la Presidencia. Uno lo escribió Jorge Zepeda Patterson, La sucesión 2024, y el segundo, titulado El camino de México, Marcelo Ebrard, militante morenista que se encuentra en campaña interna por el cargo de coordinador de comités de defensa de la Cuarta Transformación. Desconozco si los demás competidores morenistas han publicado algún material sobre la coyuntura electoral de 2024. Igual, no es común en México que candidatos a cargos políticos escriban libros para explicar sus trayectorias y sus planteamientos ante el cambio de un sexenio.
No está claro tampoco qué tanto les sumarían votos estos documentos. Lo más seguro es que con ellos se alcance a cubrir un espectro pequeño de posibles simpatizantes. Pero son importantes porque presentar sus ideas sistematizadas en un escrito, ayuda a comprender mejor a los personajes políticos, y sobre todo, qué plantean para bregar con las situaciones que la realidad del país está imponiendo. Ebrard manufactura su texto con una prosa clara, sin rebuscamientos. Cubre tres momentos centrales: su experiencia en el PRI, al lado de Manuel Camacho, la regencia del entonces Distrito Federal que ejerció de 2006 a 2012, y su cargo como secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno actual de López Obrador. Es un buen repaso de logros y fracasos que hubo de enfrentar, dando crédito a sus colaboradores cuando las cosas salían bien.
Pero el meollo de sus planteamientos es la perspectiva con la que está visualizando el futuro inmediato. Señala a la presente década como el periodo en que puede darse el despegue de México. Escribe que México está en condiciones ventajosas para impulsar un crecimiento al doble o más del periodo neoliberal, que vaya más allá de 2 por ciento del PIB, que “por primera vez en varias décadas ese crecimiento no será gracias a un recurso natural, o a una alianza comercial, sino a la realidad geopolítica que abrieron la pandemia del covid-19, el fin de la globalización, la tensión comercial entre China y Estados Unidos, y la guerra de Rusia y Ucrania”. Plantea aumentar la proporción de clases medias que hoy representan a 37 por ciento de la población, a 51 por ciento en esta misma década. Cada una de estas ideas implica un razonamiento de qué trabas han impedido el desarrollo de México y algunas propuestas de cómo continuar el sistema de destrabe inaugurado por la Cuarta Transformación.
Son ideas que junto a las del resto de los contendientes merecen ser discutidas por ellos mismos para completar su imagen de posible representante. Una presentación oficial de ellos en un foro ayudaría a elevar la discusión de la campaña hasta ahora dominada por las pullas y el chismorreo pródigo entre dirigentes y base morenista.
Aunque se publicó un poco antes de que la estrategia de la campaña por la representación de la 4T diera un giro radical, el libro de Zepeda Patterson es de una actualidad extraordinaria. Redactado con la pluma de un escritor profesional, introduce al lector en los vericuetos de esta singular campaña, ofreciendo una disección de los aspiracionistas al puesto de guía de la continuidad con cambio, o cambio con continuidad. Texto imprescindible para los militantes de la 4T, Zepeda Patterson piensa que la ventaja de Claudia Sheinbaum ya es muy grande para que en los meses por venir alguno de los concursantes, incluyendo Ebrard, pudieran alcanzarla. Por demás interesante resulta cómo analiza las ventajas y limitaciones de los concursantes y las formas de AMLO para influir en los ritmos campaña. Toca con acierto temas que están flotando en el ambiente. ¿Por qué impedir que los concursantes intercambien puntos de vista frente al público? El argumento de que se van dividir y eso favorecería a la derecha es de engañabobos. ¿Estamos ante parvulitos de la política a los cuales hay que mantener separados para que no armen boruca juntos? ¿A quién se le ocurrió que se puedan introducir preguntas en las papeletas de la encuesta para saber si los concursantes les parecen honestos o puedan tener esta u otra característica? No es difícil imaginar que ante una votación cerrada pudieran surgir interpretaciones para con base en esas preguntas realizar una marrullería. Estos temas y otros tendrán que hacerse de un cauce formal en la base morenista. AMLO puede estar tranquilo, su esfuerzo no ha sido vano, cualquiera de quienes representen a la 4T sabrá honrar su cargo. Ahora falta que los morenistas empiecen a pensar por sí mismos, a introducirse en la cancha que les ha tocado jugar y desde allí transformarse en un real partido, capaz de entender los impulsos y circunstancias de los millones de mexicanos que desde abajo, también tienen versiones de cómo realizar lo que ellos imaginan como un futuro mejor.
*Profesor investigador de El Colegio de Sonora.