Tijuana, BC., Después de tres años de incertidumbre –no sólo por la pandemia, sino también por problemas de financiamiento–, regresó este fin de semana la Feria del Libro de Tijuana, dedicada este año al genio de la imaginación Julio Verne y con un programa que combina libros y autores de gustos diversos, de Jorge Bucay –y sus best sellers de autoayuda– a representantes de la literatura mexicana, como Silvia Molina o Enrique Serna, pasando por textos históricos, como El fundador de California, de Pedro Salmerón, y autores locales de novela y poesía.
La feria abrió su edición 38 con la presentación de la colección Vientos del Pueblo, del Fondo de Cultura Económica, y con la explicación de Luis Arturo Salmerón sobre la idea de que no todos tenemos que leer El Quijote, La Ilíada o La Odisea, sino “lo que te guste. Y, ¿cómo sabemos qué le gusta a la gente?, pues publicando materiales de todos los géneros, novelas gráficas, crónicas... historias de entre 16 y 64 páginas que se puedan vender en 10, 14, 20 pesos. ¿Juan Rulfo? ¡Imposible!, sus herederos nunca permitirían que un libro de él cueste nueve o 10 pesos”.
Vientos del Pueblo, colección para las calles
Salmerón señaló que la colección de 73 libros ha vendido más de 2 y medio millones de ejemplares –ocho están agotados–, “no es completamente coleccionable” y sus ejemplares no están enumerados. Autores como Juan Villoro, Hinojosa o Mónica Lavín han regalado sus cuentos a la colección, “porque, si no podemos darlos en 20 pesos, pues no lo hacemos”.
Vientos del Pueblo es una ventana que acerca a géneros como la novela negra o el periodismo, pero también a la ciencia ficción; ahí está la historia de Pepe Rojo –el tijuanense de la colección, aunque nació en Chilpancingo–, Ruido gris, distopía donde la tecnología y la permanente exposición a los medios de comunicación masiva dominan el mundo.
Concluyó que Vientos del Pueblo no es para las librerías, sino para las ferias y las calles, el Metro, el taxi o la calafia.
Para una ciudad ubicada a 3 mil kilómetros del centro del país –y a casi 30 kilómetros de San Diego: se cruza por la garita de El Chaparral, en el centro de Tijuana, y se sale con la magia de la visa en un centro comercial de San Ysidro–, la Feria del Libro de Tijuana es un espacio de encuentro, un puente con el resto de México –construido a lo largo de casi 40 años en una ciudad que apenas tiene 100–, por el que este año desfilarán Ana Clavel, Cristina Rivera Garza, Francisco Hinojosa, Pedro Salmerón, y Jairo Calixto Albarrán, entre otros.
Nadie sabe por qué se decidió dedicar este encuentro a Julio Verne, pero tampoco hay objeciones, ya que quién no ha leído La vuelta al mundo en 80 días o agradece la influencia que Dos años de vacaciones tuvo en ese clásico de la literatura universal que es El señor de las moscas, y es que, como dijo Elizabeth Villa, Verne es un autor moderno y clásico: “Moderno, por el espíritu de entusiasmo que depositó en las capacidades del ser humano; clásico, por pertenecer a ese periodo de intensa producción y consumo de la novela (1860-1910), en que se definió a ésta como el género literario que se dominó durante el siglo XX”.
No sin altibajos, las instituciones consiguieron ponerse de acuerdo para llevar adelante esta edición de la feria; el Centro Cultural Tijuana (Cecut), como anfitrión; la Secretaría de Cultura estatal; la contraparte municipal, y la Asociación de Libreros, acompañadas por un comité literario encabezado por Leobardo Sarabia.
La titular de Cultura, Alda Delia Abrego, recordó durante la inauguración que la lectura es “un disparador del cambio social”, mientras Vianka Santana, directora del Cecut, hizo un homenaje a Adolfo López Camacho, dueño de la librería El Día y promotor de este encuentro editorial desde su oficio de librero.